La campaña electoral para las legislativas anticipadas del 30 de enero en Portugal arrancó este domingo, con el socialista Antonio Costa como favorito pero con las posibles dificultades para formar una mayoría estable de telón de fondo.
Ante su posible victoria sin mayoría absoluta, escenario pronosticado por los sondeos, Costa, jurista de 60 años, declaró que gobernaría en solitario, negociando cada ley caso por caso, o con el apoyo de un pequeño partido animalista.
«La solución que encontramos hasta ahora ya no es manifiestamente posible en las circunstancias actuales», dijo el jueves en un debate televisado con su rival de centro derecha, el exalcalde de Porto Rui Rio, un economista de 64 años.
El jefe de gobierno saliente se refería a la frágil unión de izquierdas que le permitió llegar al poder en 2015 y que comenzó a tambalearse tras las elecciones legislativas de octubre de 2019.
El final de esta alianza, sin precedentes desde la Revolución de los Claveles en 1974, quedó manifiesta en el rechazo del proyecto de los presupuestos para 2022 por parte de las formaciones de la izquierda radical, el Bloque de Izquierda y la coalición entre comunistas y ecologistas.
«Tenemos que resolver rápidamente esta crisis política absurda», dijo el primer ministro saliente, que espera obtener ocho diputados más que en 2019 para lograr la mayoría absoluta y no depender de otros.
Terceras elecciones bajo la pandemia
Tras cuatro años de crecimiento económico y dos de crisis sanitaria –cuya gestión no ha sido criticada–, los sondeos vaticinan una amplia victoria de los socialistas, pero insuficiente para cambiar el equilibrio de fuerzas en el Parlamento.
«La dificultad de formar gobiernos estables será el carácter dominante en el futuro político de Portugal», afirma a la AFP el politólogo Antonio Costa Pinto, investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa.
Los comicios del 30 de enero marcarán «la consolidación de dos nuevos partidos que desafiarán al principal partido de centroderecha», según este analista.
La extrema derecha y los liberales, que entraron en el Parlamento en 2019 con un solo diputado, aparecen en los sondeos codo a codo junto a las dos formaciones de la izquierda radical, con entre 4 y 6% de intenciones de voto.
Los grandes partidos moderados portugueses, los socialistas con cerca de 38% de los sufragios y el centroderecha con alrededor de 30%, siguen en «buena salud», a diferencia de su situación en otros países europeos, apunta el politólogo.
La campaña electoral que arrancó el domingo es la tercera en el país bajo la pandemia.
Poco antes de la aparición de la variante ómicron, los comicios municipales de finales de septiembre, que los socialistas ganaron salvo la derrota inesperada en Lisboa, pudieron llevarse a cabo sin grandes precauciones.
El pasado enero, el presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa fue reelegido tras unas elecciones organizadas en el momento en que Portugal era más duramente golpeado por el covid-19.
Pero pese al confinamiento general, en vigor entonces, la participación no cayó tanto como lo temían candidatos y observadores.
Actualmente, «tenemos muchos nuevos casos, pero en términos de mortalidad y de enfermedad grave, el contexto es mucho más favorable», señala a la AFP el presidente de la asociación nacional de médicos de salud pública, Gustavo Tato Borges.
AFP