Poco tiempo antes de obtener su título universitario y sin dejar su gusto por los deportes, ya reparaba luces de navidad, cafeteras, computadoras y otros artefactos electrónicos en un taller que improvisó llamado Taller de Electrónica Anderson Sandoval (Tedas), convirtiéndose en un emprendimiento que complementaba con investigaciones que también lo hicieron un autodidacta de la electrónica, y ese conocimiento lo llevó a plantearse un nuevo reto: reparar bombillos LED.
Antes de la pandemia del covid-19 y aplicando lo aprendido en su época de estudiante y aficionado, ya tenía la idea de cómo comenzar a reutilizar materiales para poder repararlos porque muchos de los circuitos que usan este tipo de bombillos son muy complejos de reparar y se deben reconstruir. Es así como, a partir de ese estudio, Anderson Sandoval Valero de 27 años de edad, un apasionado del fútbol y el voleibol, se plantea una meta más ambiciosa, la de fabricar los bombillos.
Pero más que retos, el egresado de la Universidad Experimental de la Fuerza Armada (Unefa) en el año 2017 como ingeniero de telecomunicaciones, ya ha obtenido resultados con los prototipos que una y otra vez evaluó. Alcanzó a mediados de 2020 un ejemplar LED totalmente funcional y de destacadas características. Sin embargo, debió seguir estudiando el proyecto, ya que no alumbraba lo suficiente.
Mejorando la calidad de los materiales, este ingeniero nacido en la ciudad de Ejido, estado Mérida, en el año 1994, hoy en día es capaz de fabricar bombillos LED de mucha mayor calidad en cuanto a su iluminación, pensando en que sean duraderos y puedan ser reparados de forma muy sencilla. Toda su idea se centró, además, en que el producto se adaptara a un consumo eficiente de la energía.
Hace bombillos con una estructura más fuerte y robusta. La energía que usa es la adecuada, con cintas en paralelo que utilizan los 12 voltios reglamentarios. De esa manera, dependiendo del tamaño el foco, la cantidad de energía que pasa es la indicada.
Explica que la corriente que entra al circuito es la necesaria que debe consumir el bombillo, a diferencia de los bombillos convencionales que son saturados.
La calidad con la que son hechos es importante, ya que por lo general el LED comercial utiliza un voltaje y amperaje demasiados altos, lo que provoca que se quemen y duren poco.
La inventiva de Anderson ha superado ese obstáculo que significa mucho para el bolsillo de las familias, y esa ha sido otra de sus consideraciones a la hora de fabricar estos productos, que sea a bajo costo, accesibles y se puedan reparar.
Uso comunitario
Teniendo los resultados y habiendo superado con éxito todas las pruebas que lo ayudaron a determinar que sus bombillos son superior en duración y eficiencia a muchos de los comerciales, porque duran más tiempo al cumplir su ciclo de vida, recibió en 2021 un financiamiento de la Corporación de Mérida para impulsar la fabricación.
La banca también premió el esfuerzo de este graduado en el núcleo de la Unefa en Mérida, con un crédito del Banco Bicentenario para aumentar su producción, y de esta manera ha podido avanzar en seguir consolidando su plan para dar a conocer su solución a los hogares venezolanos.
Los productos diseñados y elaborados por él, antecedidos por muchos bombillos reparados en su etapa de estudiante y autodidacta, hoy forman parte de espacios comunes en la comunidad de Mariano Picón Salas, en Santa Juana, Mérida, una de los primeros escalones para masificar LED fácil de reparar y a bajo costo.
Las luminarias diseñadas y fabricadas por Sandoval tras su ciclo de formación académica, consultas de materiales en internet, profesores y libros, hoy están instaladas en muchos de los postes de su comunidad, y paulatinamente serán instalados otros en el resto del alumbrado público del sector. Con apoyo de las autoridades de la Alcaldía del municipio Libertador en Mérida, logró poner a prueba a la luz de todos los vecinos, su proyecto.
Después de pasar tanto tiempo reparando bombillos y estudiando cada uno de sus componentes técnicos, el joven merideño ya está pensando y tiene la proyección de expandir su emprendimiento. Quiere aumentar la capacidad productiva de sus bombillos, formalizar una empresa y su marca Tedas, así como incorporar fuerza laboral; tener cadenas de distribución, ventas y exportar.
Hasta ahora, ha logrado consolidar una línea productiva propia con modelos hechos de componentes reutilizados que brinda por lo menos 33 mil horas de vida útil y 3 años de garantía. Son tres bombillos de su marca Tedas, como el taller en el que cosechó y puso en práctica sus conocimientos sobre electrónica.
Las piezas son variadas en capacidad: uno de 84 puntos de luz con 1.300 lúmenes y 7w llamada jojotico; otro de 168 con 2.600 lúmenes 14w (½ mazorca) y uno de 336 de 28w y 5.200 lúmenes (mazorca), y las redes sociales han significado su mercado. A través del instagram @luminariastedas ofrece su línea de producción con $5 el modelo jojotico, $10 el ½ mazorca y $15 la mazorca.
El Universal