*** Ésta insigne mujer guayanesa contó parte de su vida, de cómo se preparó académicamente, para enseñar y brindar aprendizaje pedagógico a niños en edad escolar de Canaima
Lucía Catanio Pinto, es la etnia indígena Pemón Kamarakoto (Parque Occidental Canaima), a sus 60 años de edad, representa a la mujer, originaria, sociable, valiente, aguerrida, educada y con valores ancestrales y sociales de la buena convivencia del ciudadano.
Lucía nos relató que, durante su niñez, sus padres le inculcaron su cultura originaria de donde venía y por qué debía mantener siempre. «Mis padres me inculcaron el valor ancestral de nuestra cultura, mi madre sobre manera nos enseñaba con cantos, a través de las comidas, como debías convivir y compartir con nuestros semejantes, por eso mantengo viva mis raíces ancestrales y no me avergüenzo por ser indígena. Por el contrario, es un orgullo de quién soy y, a la etnia a la que pertenezco».
Nos contó desde cuando ha defendido su cultura; «Cuando estudiaba en la escuela y después en el liceo, siempre me miraban diferente por ser indígena, hubo una vez que tocaba hablar de historia y de los indígenas y me veían como que los indígenas eran incultos, y cuando sacaba calificaciones de 20, que siempre las sacaba, me decían tenía que ser la india, no eran todos, pero sí había compañeros que me decían la guerrillera, nunca me les quedaba callada. Una vez le preguntó un compañero de cuarto año en el liceo, a la profesora porqué los indios dicen que son los primeros habitantes de aquí, y la profesora respondió, bueno dicen ellos ser venezolanos y me veía, y le respondí yo no digo yo soy venezolana, de esta tierra no algo extraño».
Una mujer que se preparó académicamente, estudiando en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, extensión Canaima. Llegando a obtener la licenciatura de educación intercultural bilingüe. «Antes de ejercer la docencia y asumir esta responsabilidad, cuando estudiaba en el bachillerato yo decía que no iba a ser docente, mi visión era ser empresaria de turismo, estudiar hotelería y turismo, administración; pero Dios me concedió el cargo de ser docente. Desde la edad de 25 años estuve trabajando dando clase, a nivel básico durante 16 años, y el resto en el liceo de la Escuela Técnica Araimo mención Turismo».
¿Alguna experiencia que recuerde con los niños a los que les daba clases?
Una de la que más recuerdo y que era parecido a lo que viví cuando niña por ser indígena. Fue, pero con dos niños, uno que era Húngaro, blanquito, y el otro era un niño negro. El niño Húngaro decía «Mi papá dice que los negros son esclavos y hay que maltratarlos», tuve que hablar con sus papás y después el niño cambió su actitud. Pienso que el respeto por el otro viene de la casa, porque si tú le indicas el trato con amor, el niño va a practicar eso, porque es lamentable vivir en una sociedad discriminatoria».
¿Algo que recuerde de su infancia?
«Recuerdo el mirar y contemplar los ríos, los playones donde jugamos me gustaba mucho. Recuerdo el color del Caroní era un color bonito natural, ese color que en la actualidad ha cambiado por la contaminación ambiental que hay en los ríos. Aprovecho también para decir, que muchos hermanos indígenas han tenido que migrar y salir de su hábitat, por la contaminación de la minería, de cómo se está abordando, buscan un lugar más sano. En relación a este tema los derechos humanos son importantes, porque uno opina u no nos escuchan».
¿Qué nos dice el traje indígena como vestimenta?
Nosotros los venezolanos usar el traje indígena es resaltar nuestra cultura, no es retroceder como muchos piensan. Si te pones a analizar, cuando vienen extranjeros de otro país, por ejemplo, vemos un árabe, un chino, un japonés y otra nacionalidad, con sus trajes que los identifica. Entonces porqué nosotros tenemos que avergonzarnos de nuestros trajes».
«El papel de la mujer en la sociedad es importantísimo»
«La mujer siempre se caracterizar por las iniciativas para hacer las cosas. Así como los hombres tienen esa capacidad para hacer cosas importantes dentro de la sociedad, nosotras las mujeres también tenemos ideas y capacidades para demostrarle a la gente que si somos capaces de hacer trabajos como muchos de los que hace el hombre. De hecho, nosotras las mujeres tenemos esa fuerza de ánimo, para impulsar al hombre. Mujeres tenemos que identificarnos con nuestro país, luchar por nuestro país. El país es como nuestro hijo, y las mujeres como fuerza mayor debemos luchar, emprender y trabajar para sacar adelante este país, no dejarlo abandonado, así como está. Si los hombres no pudieron, es hora que las den la cara por el país, en seguir ocupando grandes escenarios, porque no intentar con una mujer en la presidencia».
Cómo mujer indígena y cómo docente, ha participado en diferentes estados del país, encuentros culturales. Ya tiene 7 años viviendo en la comunidad Ytopoikom, ubicada en el municipio Angostura del Orinoco. Por razones familiares, de salud de un nieto se ha quedado, y por las razones del costo exorbitante del pasaje para ir y venir constantemente a Canaima.
Yanitza Martínez CNP 19.403