Las brújulas han sido un accesorio indispensable de los más aventureros durante décadas, pero aún cuando puede que las hayas utilizado en más de una vez, es posible que no sepas realmente cómo se usan estos aparatos, y eso es justo lo que intentaremos explicar a lo largo de este artículo. ¿Cómo funcionan las brújulas?
Muy en resumen, estamos hablando de un instrumento que fue desarrollado para poder determinar, independientemente de las circunstancias, cualquier dirección de la superficie terrestre a la que nos estemos dirigiendo, partiendo de la información brindada, que marca los polos magnéticos norte/sur.
Al ofrecernos estos datos, inmediatamente podemos comprender si el recorrido que realizamos está correcto, o si hay que hacer algunas pequeñas modificaciones en él para llegar seguros al destino deseado.
Los orígenes de las brújulas
La brújula, como casi todo hoy en día, es un invento chino. Eso si, de hace unos 1800 años. Los primeros ejemplares fueron hechos con una aguja imantada flotando en una vasija con agua, luego para reducir su tamaño y uso se cambió la vasija de agua por un eje rotatorio, añadiendo la “rosa de los vientos”, la cual sirve de guía para calcular direcciones.
Cuando entró la brújula a Europa en el Renacimiento durante el siglo XIV, los europeos pensaban que se trataba de una brujería, por eso la llamaron brújula, diminutivo de bruja. Hasta mediados del siglo XIX, en Europa seguían creyendo que la aguja de la brújula apuntaba al Norte porque ahí había una gigantesca montaña de hierro o magnetita, en medio de una isla imaginaria, que la llamaron Rupes Nigra, y que era esto lo que atraía uno de los lados de la aguja.
Las brújulas se han mantenido casi inalterables con el paso del tiempo. Algunas, por ejemplo, comenzaron a incluir iluminación. Sin embargo, en la actualidad, los sistemas de navegación satélites (como el GPS) han superado a las brújulas ya que ofrecen mayor precisión y más cantidad de datos. De todas maneras, las brújulas siguen utilizándose ante los eventuales desperfectos de los sistemas más complejos, y en aquellos lugares donde no hay energía eléctrica o la posibilidad de recambiar pilas.
Pero, ¿qué hace que la brújula funcione de esta manera? Y, ¿por qué es útil detectando pequeños campos magnéticos? Descúbrelo en la próxima página.
¿Cómo funcionan las brújulas?
Lo más notable de la brújula es que fue creada hace casi dos siglos, lo que demuestra el saber de los ciudadanos de aquellas épocas, que primero usaban piedras magnetizadas intentando adivinar el futuro, pero que pronto se darían cuenta de que esos objetos apuntan siempre en igual dirección. No pasaría demasiado hasta que se hiciera el primer prototipo de brújula con vasijas.
Sin embargo, las agujas magnetizadas aparecieron en China hace un siglo, popularizándose casi automáticamente, incluso cuando aquellas apuntaban al sur y las nuestras, europeas, al norte, una pequeña diferencia de concepto.
Pero, ¿cómo marca el norte la brújula?
Como la Tierra está rodeada por un gigantesco campo magnético, grande pero de escasa intensidad, hay que usar agujas sensibles al movimiento cuyas puntas apuntará siempre hacia el norte. Esto, dependiendo a su vez del norte magnético de cada zona del mundo, y con la imposibilidad manifiesta de utilizarlas en el Polo Norte y en el Polo Sur, donde el campo magnético es anulado.
En los sitios donde sí puede aprovecharse, las agujas están atraídas por el magnetismo terrestre, por lo que señalan el sur magnético, que en la práctica representa el norte geográfico, advirtiendo a ese intrépido aventurero que su dirección es acertada, o que tiene que cambiarla para evitar perderse en medio de su periplo.
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