En su sesión favorita, la nocturna, Andy Murray le remontó al australiano James Duckworth para triunfar 4-6, 6-3, 6-2 y 6-4, olvidarse de los problemas en el abdominal y vencer en su debut de Wimbledon.
El británico, al que la organización le otorgó el espacio de mayor audiencia en la central, como suele hacer con su estrella, continúa dando guerra a sus 35 años y, pese a su prótesis en la cadera y los problemas en el abdominal que le bajaron de Queen’s y le tuvieron días sin sacar, debutó con triunfo en su Grand Slam.
Ese que ha ganado en dos ocasiones (2013 y 2016) y en el que dice estar para ganar. «Si no ni lo intentaría», aseveró un Murray que tuvo que remontarle a Duckworth, un tenista sin victorias oficiales esta temporada y que, después de apuntarse el primer set, se deshizo completamente.
Murray, una vez perdido el primer parcial, no volvió a conceder ni una sola oportunidad con su servicio y demostró por qué, si está en forma, es de los tenistas más peligrosos en hierba. Lo probó hace unas semanas cuando alcanzó la final de Stuttgart y pretende ponerlo en práctica también en Wimbledon, el torneo que más calor y cariño le da.
En segunda ronda el escocés se medirá a John Isner, que hizo gala de 53 saques directos para ganar en cinco sets a Enzo Couacaud en primera ronda. Será el décimo enfrentamiento entre Murray e Isner, en los que todas las victorias fueron para el británico.
EFE