Los científicos han identificado los rasgos que pueden hacer que una persona sea más propensa a afirmar que ‘escuchan voces de muertos’. Según una investigación, una predisposición a altos niveles de absorción en las tareas, experiencias auditivas inusuales en la infancia y una alta susceptibilidad a dichas alucinaciones se dan más fuerza en esta clase de ‘médiums’ que en la población general.
Este hallazgo es importante, pues podría ayudar a comprender mejor las alucinaciones auditivas que acompañan a algunas enfermedades mentales como la esquizofrenia, informa ‘Science Alert‘. Las experiencias espiritistas como la clauriaudiencia y la clarividencia (experiencias de ver u oír algo sin un estímulo externo, atribuidas a los espíritus de los muertos) siempre han sido de gran interés, tanto para los antropólogos que estudian experiencias religiosas como para los científicos.
A los investigadores les resulta especialmente interesante comprender mejor por qué algunas personas que tienen experiencias auditivas aseguran ser médiums mientras que otras las encuentran angustiosas y reciben diagnósticos de salud mental. La diferencia, por tanto, es que los espiritistas tienden a reportar experiencias auditivas inusuales que, sin embargo, son positivas y parecen poder controlar. Es diferente a aquellos que reportan experiencias angustiosas y no controlables pero sufren el mismo fenómeno.
Un estudio realizado en la Universidad de Durham en Reino Unido reclutó para hacer una encuesta a 65 médiums de la Unión Nacional de Espiritualistas de Reino Unido, y a 143 personas seleccionadas a través de redes sociales, para determinar qué diferenciaba a los espiritistas del público general que no escuchaba voces de muertos. En general, el 44,6% de los espiritistas informaron escuchar voces a diario, y el 79% incluso aseguró que las voces eran parte de su vida diaria. Y aunque la mayoría informó haber escuchado las voces dentro de su cabeza, el 31,7 por ciento informó que las voces también eran externas.
En comparación con la población general, los espiritistas informaron una creencia mucho mayor en lo paranormal y era menos probable que les importara lo que otras personas pensaran de ellos. En general, sus primeras experiencias fueron cuando tenían unos 21 años e informaron ser más propensos a tener experiencias muy similares a las alucinaciones. Además, informaron que eran más propensos a experiencias similares a las alucinaciones. Los investigadores notaron que, por lo general, no habían oído hablar del espiritismo antes de sus experiencias; más bien, lo habían encontrado mientras buscaban respuestas.
En la población general, los altos niveles de absorción también se correlacionaron fuertemente con la creencia en lo paranormal, pero poca o ninguna susceptibilidad a las alucinaciones auditivas. Y en ambos grupos no hubo diferencias en los niveles de creencia en lo paranormal y susceptibilidad a las alucinaciones visuales.
Estos resultados, dicen los investigadores, sugieren que es poco probable que experimentar las «voces de los muertos» sea el resultado de la presión de los compañeros, un contexto social positivo o la sugestionabilidad debido a la creencia en lo paranormal. En cambio, los médiums adoptan el espiritismo porque se alinea con su experiencia y es personalmente significativo para ellos.
«Nuestros hallazgos dicen mucho sobre el ‘aprendizaje y el anhelo’. Para nuestros participantes, los principios del espiritismo parecen dar sentido tanto a las extraordinarias experiencias de la infancia como a los frecuentes fenómenos auditivos que experimentan como médiums», explicaron fuentes del estudio. «Pero todas esas experiencias pueden resultar más de tener ciertas tendencias o habilidades tempranas que simplemente creer en la posibilidad de contactar a los muertos si uno se esfuerza lo suficiente».
La investigación futura, concluyeron, debería explorar una variedad de contextos culturales para comprender mejor la relación entre la absorción, la creencia y la extraña experiencia espiritual de los fantasmas que «tratan de comunicarse» con algunas personas.
El Confidencial