El colesterol es una sustancia que, si se tiene en niveles demasiado elevados, obstruye la circulación y dificulta el tráfico sanguíneo, causando problemas cardiovasculares que pueden derivar en diabetes o ataques al corazón.
El ajo, es un alimento clave de la cocina mediterránea que tiene una gran cantidad de efectos positivos en el organismo, entre los que se destaca la reducción de los niveles de colesterol en la sangre, según lo demuestran estudios de la Fundación Española del Corazón.
En dichos estudios señalan que el ajo en polvo y el aceite de ajo, no solo reduce el colesterol “malo”, también no aumenta los niveles de lípidos y disminuye la cantidad de triglicéridos en el torrente sanguíneo.
Además, entre sus múltiples propiedades, está que es rico en minerales como el yodo, fósforo, potasio y vitaminas como la B6, según señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Para obtener todos sus beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere estas pautas: una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina.
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