Donde hay un animal suele haber, muy cerca, otro de su especie. A menudo, de hecho, ese otro es en plural. De los 7,77 millones de especies animales que los investigadores estiman que habitan el planeta, solo han sido descritas y clasificadas cerca de un millón. Hasta la fecha, la mayoría de estas son sociales o, lo que es lo mismo: prefieren la compañía a la soledad.
Lo sabemos bien entre los humanos, una especie más entre todas, que vivir en grupos resulta más seguro. De la misma forma, otros animales se organizan en lo que hemos apodado como manadas, colonias, enjambres o bandadas. Convivimos en grupos; sobrevivimos, muchas veces, gracias a ellos. De esta forma, surge la duda: ¿cuál es la mayor concentración de animales jamás registrada en este planeta?
Eso de que las personas somos una población enorme está por ver. Lo cierto es que es probable que ya estés pensando en cualquier otra especie, quizás en algún tipo de insecto, algo muy pequeño, que pueda acumularse en cantidades insuperables. Veamos.
Grandes números en tierra y aire
Según recoge el investigador Richard Pallardy en ‘Britannica’, las hormigas son el insecto más numeroso del mundo. «Estos himenópteros coloniales pueden contar entre 10 y 100.000 billones de individuos en todo el mundo; hay más de 10.000 especies. Los colémbolos, o Collembola, solían ostentar el título, pero ya no son oficialmente insectos, sino parte de un subfilo más grande que incluye insectos y varias criaturas relacionadas». Pero estos datos no son suficientes para responder a nuestra pregunta.
Si miramos hacia arriba, lo más probable es que nuestros ojos se topen con aves que vuelan en conjunto de decenas, cientos o incluso miles de ellas. Así ocurre, sin ir más lejos, con los famosos estorninos. Seguro que alguna vez te has quedado fascinado por la manera en que se desplazan por el aire en grandes bandadas perfectamente organizadas. Pues ni ellos, ni las golondrinas o los gorriones encabezan la lista.
Vale, no es que sean estas listas claras y cerradas, más bien son aproximaciones teniendo en cuenta que lo conocido sigue siendo ínfimo frente a lo que queda por conocer. No obstante, sabemos que los pingüinos barbijo (Pygoscelis antarcticus) pueden, al menos, superarles en este sentido: habituales en las Islas Sandwich del Sur, frente a la Antártida, son capaces de formar grupos de hasta dos millones de individuos.
Palomas vs arenques
Aun así, tampoco parecen ser los más numerosos. El caso de la paloma migratoria es aún más impresionante. Por ejemplo, en 1866, un grupo de investigadores halló una bandada de 3.500 millones de estas aves. Hasta ahora, parece el número más alto encontrado entre estos animales.
Por supuesto, la cuestión depende de muchos factores, sobre todo del grado de superación que una especie tenga ante enfermedades, el hambre, la depredación y la intervención humana, pero también su entusiasmo por la reproducción y la fecundidad. Con estas premisas, el ornitólogo Noah Strycker lleva años haciéndose la misma pregunta para la que ha escrito el libro ‘The Thing with Feathers: The Surprising Lives of Birds and What They Reveal About Being Human’.
En él, Strycker explica que en el océano hay registros de especies de peces, en particular el arenque del Atlántico, que se congregan en cardúmenes que superan los cuatro mil millones de individuos. Pero si esto te parece una barbaridad, espera porque no hemos acabado.
Un grupo de billones
A principios de este año, una masa imponente que abarcaba casi 2400 kilómetros cuadrados barrió el cielo en diferentes zonas de África Oriental. Era un enjambre de langostas (Schistocerca gregaria), y no era la primera vez que se aglomeraba a tal expansión sobre el continente (esta especie de insecto aparece esporádicamente en grandes cantidades en el este y norte de África, aunque también en Oriente Medio y en el sur de Asia), pero sí era la primera vez que identificaron de estos insectos por kilómetro cuadrado. Haciendo sumas, los investigadores descubrieron que solo un enjambre podría haber contenido más de doscientos mil millones de especímenes, casi nada.
Aunque lo cierto es que en 1875, un meteorólogo aficionado llamado Albert Child encontró un enjambre de langostas de las Montañas Rocosas, una especie ahora extinguida, que se expandía sobre un área de 512.800 km cuadrados. Según los cálculos anteriores, aquel enjambre podría haber contenido varios billones de langostas.
Aun así, y mientras siguen descubriendo nuevos animales y nuevas especies, la hormiga argentina (Linepithema humile) parece haber formado la colonia continua más grande conocida en el mundo: un camino gigante que se extendería a lo largo de 6.000 kilómetros bajo las costas europeas (incluida la española).
El Confidencial