La árbitra venezolana Emikar Calderas fue la jueza principal de la final del Mundial de Fútbol Femenino Sub-20 que se jugó en Costa Rica, donde España se impuso 3-1 a Japón, defensora del título.
Junto a Calderas, oriunda del estado Lara, estuvieron como asistentes Migdalia Rodríguez, también venezolana y la colombiana Mary Blanco. Con este último partido, donde España logró la revancha de la final de hace cuatro años, se completaron los cuatro partidos que Calderas tenía designados para arbitrar.
Fue la primera vez en la historia que una árbitra venezolana impartió justicia en un encuentro final del Mundial Femenino de Fútbol Sub-20. Un hecho que demuestra el compromiso hacia la justicia deportiva y los frutos de un buen trabajo, según la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol).
Antes del Mundial Femenino Sub-20, Calderas participó como árbitra y Rodríguez como su asistente en la Eurocopa femenina celebrada en julio de este año. En su trayectoria arbitraron, además, la final de la Copa Libertadores Femenina de 2019.
España logró otro hito más para demostrar su pujanza actual, sobre todo a nivel de cantera, conquistando el segundo título mundial de su historia tras el conseguido en 2018 con el combinado Sub-17. Lo hizo con más sufrimiento del que refleja el marcador, ya que el equipo que dirige Pedro López sacó el máximo partido en la primera media hora. Luego, se vio acorralado el resto del choque, aunque supo aguantar con bastante entereza.
La selección española tuvo que luchar el quitarle la corona a unas japonesas que no se rindieron a pesar de que fueron desarboladas y castigadas severamente en la primera media de juego. Luego reaccionaron y encerraron a su rival, que lo pasó muy mal la hora restante, más por el agobio que por ocasiones reales.