Ante el peligro que acecha a niños, niñas y adolescentes en cuanto a la existencia de bandas dedicadas a la trata de personas en el eje fronterizo, el comisionado jefe de la Policía Nacional Bolivariana –PNB- en el Táchira, Manuel Romero Inciarte, hace un llamado a padres, representantes y responsables, a estar muy atentos, puesto que, de acuerdo con las investigaciones adelantadas, son delincuentes que utilizan como fachada supuestas agencias de modelaje y de artistas, para engañar y captar a sus víctimas.
«Estas bandas se dedican a tomar como incautos a nuestros jóvenes y adolescentes con falsas agencias de modelaje y de cantantes. Les prometen un gran futuro en el exterior y en programas que nada tienen que ver con ellos. Así los captan, los engañan, llevándolos por los caminos irregulares», subrayó Romero Inciarte, al ser abordado por los periodistas este jueves.
Señaló que para enfrentar estas organizaciones delictivas, han activado un dispositivo de protección y seguridad en la frontera y ejecutan trabajos de campo e inteligencia.
Hizo énfasis en que para movilizar a los menores, sean por sus propios padres o por familiares o representantes que los tengan bajo su tutela, es preciso diligenciar la documentación pertinente, para lo cual existen las instancias correspondientes.
Detalló que unas 200 personas estarían dedicándose a esta acción criminal. Las autoridades estarían tras su pista.
«Pasan de 200 las personas que se dedican a captarlos en la cabecera del puente internacional, para trasladarlos luego por las trochas. En unos días estaremos dando buenas noticias en cuanto al desmantelamiento de estas bandas», puntualizó el jefe policial.
Detalló que unas 200 personas estarían dedicándose a esta acción criminal. Las autoridades estarían tras su pista.
«Pasan de 200 las personas que se dedican a captarlos en la cabecera del puente internacional, para trasladarlos luego por las trochas. En unos días estaremos dando buenas noticias en cuanto al desmantelamiento de estas bandas», puntualizó el jefe policial.
Fuente: La Nación
