El exdiputado Roberto Jefferson, aliado del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, fue internado en la madrugada de este lunes en una prisión común luego de que el domingo reaccionara con disparos de fusil y con granadas al intento de agentes de la Policía Federal de arrestarlo.
Jefferson, un controvertido exparlamentario que ha sido aliado de todos los gobiernos brasileños en las últimas dos décadas sin distinción política, fue ingresado al presidio de Benfica, en Río de Janeiro, casi catorce horas después de que protagonizara un grave incidente político al resistirse a una orden de detención expedida por la Corte Suprema.
Pese a que Bolsonaro intentó desmarcarse del exdiputado, lo tildó de «bandido» por su ataque a la policía y hasta llegó a afirmar que no existían fotografías de ambos juntos como para que los trataran de aliados, las imágenes de ambos abrazados en un acto en la Presidencia se multiplicaron en las redes a sólo una semana da la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las elecciones, aprovechó el incidente para atacar al jefe de Estado por sus conexiones con exlegisladores que, así como él, defienden la flexibilización del porte y la posesión de armas y atacan las instituciones.
El líder ultraderechista, que aspira a la reelección, también fue duramente criticado por haber enviado a su ministro de Justicia a la residencia de Jefferson para negociar la rendición del exdiputado.
Tras el ataque que dejó a dos policías heridos por esquirlas de granada, Jefferson se atrincheró en su residencia en Levy Gasparian, una pequeña ciudad en el interior del estado de Río de Janeiro, y tan sólo se rindió ocho horas después.
Los policías pretendían cumplir una orden de arresto expedida por la Corte Suprema luego de que el exdiputado, el principal líder del Partido Laborista Brasileño (PTB), incumpliera las exigencias de la prisión domiciliar con la que se le había beneficiado.
Jefferson es acusado en un proceso por ataques verbales a la democracia y a las instituciones y, pese a las restricciones, aprovechó la prisión domiciliar para reunirse con copartidarios, se mantuvo activo en las redes sociales y hasta publicó fotografías en que aparece con armas.
Su regreso a prisión fue ordenada luego de que publicara una serie de ataques y amenazas verbales contra una de las magistradas de la Corte Suprema.
Jefferson se presentó como aspirante a la Presidencia para las elecciones, pero el Tribunal Electoral vetó su candidatura por estar inhabilitado políticamente por una condena.
El político fue condenado a siete años de prisión en 2013 por admitir, en calidad de delator, que se benefició de una red de corruptelas en el marco de un escándalo que puso a tambalear en 2005 al Gobierno de Lula, de quien también fue aliado.
Con información de unionradio.net
