El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibirá este martes a su homólogo de Colombia, Gustavo Petro, en la primera visita oficial que hará el mandatario colombiano a Caracas desde que asumió la jefatura de Estado en agosto pasado.
La Presidencia de Colombia informó que ambos mandatarios sostendrán un almuerzo en la capital venezolana y allí hablarán de distintos temas relacionados al resguardo del medio ambiente, la seguridad fronteriza, el desarrollo de la economía regional y la integración latinoamericana.
Esta primera reunión marca un hito en las relaciones bilaterales porque representa el reencuentro en persona y al más alto nivel, de los jefes de Estado de dos países que desde hace años se mantenían distantes y totalmente alejados por la continuidad de polémicos roces que prevalecieron a pesar de los intereses comunes.
De acuerdo a la agenda presentada por la Presidencia de Colombia, los temas puntuales de la reunión bilateral se centrarán en al menos seis áreas:
*La relación bilateral
*La reapertura de fronteras
*La economía regional
*Los intereses del bloque latinoamericano
*La protección de la Amazonía
*El reingreso de Venezuela al sistema interamericano de Derechos Humanos.
La cita también es parte de las reuniones preliminares de la Conferencia de la Organización para las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, conocida también como la COP27, que se realizará del 6 al 18 de noviembre de 2022 en Sharm El Sheikh, Egipto.
Este primer encuentro entre mandatarios de Venezuela y Colombia —algo que no sucedía desde agosto de 2016, cuando se reunieron Juan Manuel Santos y Maduro en la ciudad venezolana de Puerto Ordaz— se da justo después de la victoria presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil.
Los temas que lleva Petro a Miraflores
Caracas y Bogotá han adelantado los acercamientos desde finales de julio pasado, cuando ambos gobiernos, tras la elección de Petro como jefe de Estado y su posterior asunción, comenzaron a retomar la comunicación para reconstruir la diplomacia al más alto nivel, un proceso que se selló con el nombramiento de embajadores. Además, los parlamentos de ambos países se han sumado a la agenda de trabajo binacional.
En cuanto a la frontera, el pasado 26 de septiembre ambos países reabrieron el paso terrestre luego de siete años. Tanto Petro como Maduro calificaron la fecha como «un día histórico». El objetivo es dinamizar la economía e impulsar el intercambio comercial, que tan solo en un mes pasó de estar por debajo de los 500 millones de dólares, a superar la cifra de 2,2 millones.
El fin de semana, Petro denunció las irregularidades en la frontera y pidió cerrar los pasos irregulares conocidos como trochas, por donde hay contrabando de mercancías.
Sobre el tema económico regional y los intereses del bloque latinoamericano, ha abogado por la reincorporación de Venezuela a la Comunidad Andina (CAN), la creación de una red de energía eléctrica con energías limpias y la integración comercial, bajo un modelo que respete y proteja al medio ambiente.
En ese punto, figura también la entrega de la empresa estatal Monómeros a Venezuela. La compañía, que había sido tomada durante el gobierno de Iván Duque y entregada al exdiputado opositor Juan Guaidó, quedó casi al borde de la quiebra. Petro ha querido enmendar esa situación y traspasar el control a sus legítimos dueños, en vista de que el buen funcionamiento de la firma resulta estratégica para ambos países para la producción de recursos vitales en la agroindustria.
Por otra parte, Petro ha llamado a salvar y reforestar la vasta región del Amazonas, un pulmón vegetal que es víctima de la intensa deforestación a pesar del riesgo que representa para la biodiversidad y la vida en el planeta, que se encuentra compartido entre Colombia, Brasil, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia, Guyana, Surinam, y la llamada Guayana Francesa.
Un tema que pudiera resultar polémico es el planteamiento del reingreso de Venezuela al sistema interamericano de Derechos Humanos, mecanismo que pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA), instancia de la que Caracas decidió salir al rechazar la injerencia de ese organismo en sus asuntos internos, y de la que no es parte desde abril de 2019.
Diplomacia de paz
Una de las banderas de Maduro, que tomó de su predecesor Hugo Chávez, ha sido la defensa de la diplomacia de paz, el diálogo, el rescate de la unión latinoamericana y la independencia de la región, sobre todo tras años de resurgimiento de gobiernos de derecha conservadora, que llegaron a ser mayoría durante unos cuantos años. Sin embargo, el giro político a la izquierda en la región es propicio para reactivar varios mecanismos de unidad.
Esas iniciativas, además, resurgen en medio de una coyuntura global que, aunada a la crisis económica mundial, exige de apuestas novedosas para fomentar el intercambio comercial entre la región. En ese sentido, el Gobierno venezolano estudia la propuesta de Petro para que Caracas retorne a la CAN, el bloque que abandonó en 2006, durante el gobierno de Hugo Chávez, por su férrea oposición a los acuerdos de libre comercio que establecieron Perú y Colombia con EE.UU.
Sin embargo, la apuesta del presidente venezolano apunta más allá y busca reforzar la integración, a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que representan una alternativa a la OEA, instancia que Caracas asegura que va rumbo a la extinción.
Otro punto que seguramente abordarán ambos presidentes será el proceso de diálogos de paz que adelanta el gobierno de Petro con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y que está abierto para otros actores del conflicto armado. En esas negociaciones, Venezuela ha aceptado servir como país garante, tras la petición hecha por Bogotá.
A pesar de que hay varios puntos en común, este proceso de reencuentro entre Caracas y Bogotá –como dijo el lunes el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello– no significa que las relaciones bilaterales serán «un camino de felicidad absoluta» o que no va a tener «inconvenientes».
«Con el triunfo de Lula, Venezuela y Colombia pueden hacer propuestas conjuntas. Esto es porque hay algún tipo de cercanía, de respeto entre los presidentes, eso no quiere decir que no va haber inconvenientes, nadie dice que eso va a ser un camino de felicidad absoluta, va a haber seguro problemas pero nosotros esperamos que las cosas buenas siempre superan las cosas malas», expresó Cabello, quien habló de la posibilidad de una cumbre presidencial entre los tres mandatarios, una reunión que, según pronosticó, le daría «urticaria a un gentío».
Con información de www.globovision.com