La jornada de huelgas y manifestaciones convocada este jueves en Francia por el sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) se hizo notar sobre todo en el transporte público del área metropolitana de París, con líneas de metro y cercanías cerradas o muy alteradas y atascos kilométricos.
El ministro de Transportes, Clément Beaune, admitió en el canal LCI que lo que se estaba viviendo en la capital era un «jueves negro o muy complicado».
Cinco de las 16 líneas de metro gestionadas por la entidad del transporte metropolitano RATP están hoy completamente cerradas y hay otras nueve con fuertes perturbaciones. En realidad, sólo dos funcionan con normalidad, la 1 y la 16.
En los trenes de cercanías únicamente hay un tercio de los trenes habituales en la línea A (la de más tráfico de Europa) y la mitad en la B, la que conecta con los dos aeropuertos, Charles de Gaulle y Orly. También se ha suspendido la circulación de una veintena de líneas de autobuses.
La situación, por el contrario, es bastante normal en la compañía ferroviaria SNCF, que por el bajo porcentaje de huelguistas puede hacer circular con normalidad los trenes de alta velocidad y la mayor parte del resto de los de largo recorrido, así como el 90 % de los regionales.
Por eso fuera del área metropolitana de París, el impacto de la jornada de huelga de la CGT (la tercera por los salarios desde el final de las vacaciones de verano) es muy limitada.
En cualquier caso, a primera hora de la mañana se acumularon 955 kilómetros de atascos en toda Francia, en buena medida en la región de París.
El ministro de Hacienda, Gabriel Attal, cargó contra la convocatoria, al señalar que «la consigna de la huelga en la RATP era cero metro, cero trenes de cercanías y también cero empatía con los franceses».
EFE