El astro serbio Novak Djokovic superó este viernes al estadounidense Tommy Paul para disputar la final del Abierto de Australia el domingo ante el griego Stefanos Tsitsipas, su último obstáculo para igualar los 22 Grand Slams de Rafael Nadal.
Aunque lejos de su mejor nivel, especialmente en el primer set, el número 5 del mundo superó a Paul (N. 35) por 7-5, 6-1, 6-2 para asegurar su décima final en Melbourne, con un saldo de todas ellas ganadas.
En la reedición de la final de Roland Garros en 2021, no solo estará en juego el título, también el número 1 de la ATP, ahora en manos del español Carlos Alcaraz.
«Ganar Grand Slams y ser número uno del mundo, probablemente son las mayores cumbres que puedes alcanzar siendo un tenista profesional. Así que a ver qué pasa», dijo «Nole» en el 15º aniversario de su primer título en Melbourne.
El partido no empezó seguramente como él esperaba, con el asiento de su padre vacío en el box, después de que este decidiera ausentarse para «no perturbar» tras la polémica que provocó al posar con aficionados con símbolos prorrusos el miércoles.
Puede que por esa ausencia, puede que por el ambiente enrarecido en la Rod Laver Arena, Djokovic apareció lejos de la insultante superioridad mostrada en los dos partidos anteriores ante el australiano Álex de Miñaur y el ruso Andrey Rublev.
Dobles faltas, pocos primeros saques, repetidos golpes de revés a la red, discusiones con el árbitro, quejas a la grada… Djokovic no se encontraba cómodo pero, aun así, se situó con el saque y 5-1 a favor.
Algo se torció y el estadounidense, que poco antes encendió al público rescatando una dejada a la red, empezó a entrar en el partido y aprovechando un revés desviado de Djokovic, consiguió recortar un break.
Lo que parecía un accidente se convirtió en una amenaza dos juegos después, cuando una doble falta y tres errores no forzados del serbio dieron un nuevo break al estadounidense, que culminó la igualada con una volea de revés muy aplaudida.
Fueron los últimos fallos que concedió Djokovic en el set. Con un juego en blanco, terminó la racha de 4-0 de Paul y luego rompió su saque para adjudicarse el set en medio del abucheo de parte del público.
A la versión humana de Djokovic le bastó con minimizar los numerosos errores del primer set (24 errores no forzados, tantos como en todo el partido de Rublev) para acabar con las esperanzas de Paul, que encajó cinco juegos antes de poder mantener su saque.
Historia parecida en el último parcial donde un Djokovic deseoso de terminar cuanto antes endosó un nuevo parcial de 4-0 y luego conservó los dos saques restantes sin encajar un solo punto.
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