El atentado con bomba que mató a 100 personas en una mezquita del cuartel general de la policía en Peshawar, en el noroeste de Pakistán, fue una represalia por las operaciones contra grupos islamistas armados, declaró el martes el jefe policial local.
Cuando se produjo la explosión, el lunes, entre 300 y 400 policías se encontraban para la oración del mediodía en la mezquita, situada dentro de las instalaciones policiales, un zona habitualmente muy vigilada.
El gobierno de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, de la que Peshawar es capital, dijo que el último balance era de 100 muertos y 221 heridos. La gran mayoría son policías.
«Estamos en primera línea» en la lucha contra los movimientos islamistas armados «y por eso fuimos el objetivo», declaró a AFP el jefe de la policía de Peshawar, Muhammad Ijaz Khan.
«El objetivo es desmoralizarnos como fuerza policial», aseguró.
Desde que los talibanes volvieron al poder en Kabul, en agosto de 2021, los ataques insurgentes contra patrullas policiales, controles de carretera y comisarías han aumentado tanto en Peshawar –a unos 50 kilómetros de la frontera con Afganistán– como en las zonas tribales que la rodean.
Esos atentados fueron perpetrados principalmente por los talibanes paquistaníes del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), que recuperaron libertad de movimientos con la salida de las fuerzas estadounidenses de Afganistán.
Algunos ataques fueron obra del EI-K, la rama regional del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
El jefe de la policía provincial, Moazzam Jah Ansari, dijo a la prensa que un atacante suicida había conseguido entrar en la mezquita cargado con entre 10 y 12 kilos de «pequeños explosivos».
Según él, un grupo a veces relacionado con el TTP podría estar detrás del atentado.
– «Atrapado bajo los escombros» –
El martes todavía se estaban sacando cuerpos de entre los escombros de la mezquita, cuyo tejado y una pared se derrumbaron por la explosión.
Los equipos de rescate utilizaron cámaras y dispositivos de escucha para tratar de localizar supervivientes.
«Estuve atrapado bajo los escombros con un cadáver encima durante siete horas. Había perdido toda esperanza de sobrevivir», dijo a AFP Wajahat Ali, un policía de 23 años, ahora hospitalizado.
Decenas de policías que murieron en el atentado ya fueron enterrados en ceremonias solemnes, con guardias de honor y los ataúdes cubiertos con la bandera pakistaní.
El TTP, un movimiento desligado de los actuales líderes talibanes en Afganistán pero con raíces comunes, negó su responsabilidad en el atentado del lunes.
Desde su creación en 2007, el TTP ha matado a decenas de miles de civiles y fuerzas de seguridad en Pakistán.
En 2014 el movimiento fue expulsado de las zonas tribales por una operación militar.
Un funcionario local de seguridad que pidió el anonimato dijo que las autoridades estudian también la posible implicación del grupo EI-K, una escisión del TTP, o incluso un atentado coordinado de varios grupos.
«Muchas veces antes grupos armados, incluido el TTP, han perpetrado atentados contra mezquitas sin reivindicar su autoría, porque una mezquita sunita se considera un lugar sagrado», afirmó.
Tras el atentado Islamabad, la capital de Pakistán, y el resto del país, especialmente en la frontera con Afganistán, se pusieron en máxima alerta.
«Los terroristas quieren sembrar el pánico atacando a quienes cumplen con su deber de defender Pakistán», declaró el primer ministro Shehbaz Sharif.
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