La anemia es una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos. Si una persona enfrenta este padecimiento, su cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno, por lo que es posible que se sienta cansada o débil.
Asimismo, es posible que el paciente experimente dificultad para respirar, mareos, dolores de cabeza o latidos cardíacos irregulares.
Esta enfermedad puede presentarse de manera leve o crónica. En el primer caso es posible que se desarrolle en cualquier persona. Puede ocurrir repentinamente o con el paso del tiempo, y ser causado por la dieta, los medicamentos que se toman u otra afección médica.
Pero también es un padecimiento que en ocasiones es crónico, lo que significa que dura mucho tiempo y es posible que nunca desaparezca por completo. Algunos tipos de anemia se heredan. El tipo más común es la que se presenta por deficiencia de hierro.
Fríjoles, contra la anemia
Según MedlinePlus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (EE. UU.), uno de los productos clave en la dieta para evitar su desarrollo son los fríjoles. Estos alimentos y, en general, las legumbres son ricos en proteína vegetal, fibra, vitaminas del grupo B, hierro, ácido fólico, calcio, potasio, fósforo y zinc.
Media taza de fríjoles aportaría al menos 10 % del mínimo de hierro recomendado diariamente, lo que los convierte en uno de los mejores alimentos para obtener este mineral. De todas las opciones, los negros son los que mayor aporte de hierro tienen, ya que una taza brindaría el 25 % del mínimo que una persona requiere al día.
La lenteja es otra opción. Una porción contribuye con más de un tercio de lo que se necesita el cuerpo al día en este mineral. Para mejorar la absorción del mismo, lo recomendable es consumir de manera conjunta alimentos ricos en vitamina C, como pimientos, tomates o verduras y frutas, en general.
Con información de Semana.com