Atrás quedaron aquellos días de jugar en la calle con los amiguitos del barrio, quienes iban a casa a pedir permiso para que te dejaran salir a jugar. Ahora, solo basta que el niño tenga wifi y un teléfono inteligente para jugar en línea con sus amigos.
En el recuerdo quedó el grito de mamá para que entraras a casa porque ya se había hecho de noche y aún estabas en la calle. Ahora solo basta con un mensaje por WhatsApp.
Atrás quedó aquella generación en la que todos querían ser bomberos; ahora el sueño es ser YouTubers.
¡Y qué decir de las canciones! ¿Recuerdas la historia de Alibombo o Regálame tu foto? Infaltable en un cumpleaños. Una generación que creció con La pulga y el piojo de Serenata Guayanesa. Los niños de ahora prefieren a Carol G.
Ni hablar de la tele, antes ver Looney Tunes un sábado en la mañana era la gloria, y terminar la tarea a más tardar a las cuatro de la tarde era todo un reto, pues no podías perderte Los Power Rangers, El Chavo del 8, ni mucho menos El Zorro. Los chamos de ahora eligen Netflix.
Son muchos los cambios sociales que se han producido en las últimas décadas de forma progresiva. Ante los nuevos entornos los niños también han adquirido diferentes mecanismos de adaptación a los contextos actuales, que distan totalmente de lo que vivieron los padres de ahora, es decir los niños del pasado.
Estudios realizados por profesionales de la psicología clínica infantil, revelan que, “los niños de hoy son diferentes así como lo han sido en generaciones anteriores, debido al contexto histórico que les tocó”.
Las diferencias entre generaciones son muy notorias, destacando a niños que además de “ser tecnológicos”, son niños que opinan y participan en tomas de decisiones, a diferencia de sus padres quienes crecieron bajo el dominio de la autoridad de sus progenitores.
“El hecho de pertenecer a una generación sin fronteras en el acceso a la información y relaciones sociales, los ubica en el mundo de un modo activo y desarrolla en ellos una manera de ver las cosas muy distinta a la que conocíamos”, explica la psicóloga infantil, Sandra Oltra, en una publicación.
Aprendizaje de antes Vs. Aprendizaje de ahora
La tecnología cambió radicalmente la forma de aprendizaje. El niño de ahora busca información rápidamente con tan solo dar un click. Los niños de antes debían pasar horas leyendo, analizando y tomando apuntes. Era muy común acudir a las bibliotecas públicas, en donde estaba prohibido romper un libro y a veces era muy difícil salir a sacarle copia. En el salón de clases era muy común escuchar a la maestra preguntar si copiaron lo escrito en la pizarra, ahora solo se le toma una foto al pizarrón y listo.
Otro aspecto resaltante es que el niño de ahora se interesa más por la información en formatos de imágenes, audios, juegos, entre otros. Buscan la inmediatez, lo práctico y lo concreto. Sin dudas tener acceso a un sinfín de información de forma inmediata es una gran ventaja, pero, ¿hasta qué punto realmente este niño es capaz de comprender, reflexionar y profundizar?
“Se puede ver como una desventaja dado que reflexionar y profundizar, eran aspectos muy valorados en generaciones anteriores, pero esta nueva forma de adquirir aprendizajes responde a la necesidad de adaptación a los cambios rápidos y sucesivos. Es tarea de los papás guiar a los niños en la valoración del proceso reflexivo, el conocimiento profundo y la riqueza de la elaboración personal, más allá del abreviado link”, explica Oltra en su artículo.
Adulto de hoy Vs. Adulto del mañana
Es común escuchar decir a los adultos de hoy que a los niños de hoy, les falta valores como el respeto, responsabilidad y más allá de eso, les falta mano dura para que dejen de ser de “cristal”.
“Nosotros crecimos con padres estrictos. Tenías que estudiar y evitar que te rasparan porque la paliza era segura. Yo agradezco los cholazos que me dieron porque me formaron. A mis 45 años aún pido la bendición, ahora pareciera que hasta eso se ha perdido. En mi casa nadie podía salir con rebeldías, los horarios se respetaban y si llegaba una visita había que meterse al cuarto hasta que se fueran. A los niños de ahora les falta esa mano dura”, expresó José García.
Pero, ¿quién formó a esa generación de cristal? De allí se desprende otra famosa frase: “¡El día que tenga un hijo jamás le haré lo que mis padres me hicieron a mí!”.
Ahora bien, si ya se conoce cómo es el adulto de hoy, resulta lógico pensar ¿Cómo será el adulto de mañana?
“Es difícil predecir cómo el niño de hoy se comportará en su vida adulta, sobre todo asumiendo que estamos en permanente cambio. Es probable que como adultos sean más conscientes de que su participación en el mundo no pasa solo por seguir reglas preestablecidas, sino por innovar según sus intereses y valores comunes. No le tendrán miedo al cambio”, agregó la psicóloga.
Una infancia equilibrada
“Los esfuerzos de los padres de la generación actual de niños deben estar puestos en la calidad de las interacciones que mantienen con sus hijos”, afirman especialistas, por lo que aconsejan no confundir calidad de tiempo con falta de límites, fomentar el diálogo con los menores y desarrollar la función reflexiva en ellos, no confundir amor incondicional con ausencia de disciplina, incentivar la vida al aire libre con los hijos, desconectarse del celular cuando se está en casa, delimitar el tiempo de uso de aparatos tecnológicos, acompañar a los hijos en el uso de plataformas virtuales, estudiar con ellos, no solo porque lo necesiten, sino porque ellos valoran la compañía de los padres, validar sus emociones, sean estas negativas o positivas, y respetar la individualidad.
Lo mejor de los niños de antes para los niños de ahora
Para especialistas en el área de la psicología infantil, la función formadora de los niños, el manejo de la autoridad, el desarrollo de la confianza y la seguridad, el autodominio y la tolerancia en su proceso de crecimiento, representan aspectos a favor de la crianza de antes para tener niños fortalecidos en el ahora.
Lo mejor de los niños de ahora para los niños de antes (los padres de ahora)
Que sus padres se involucren con lo nuevo es altamente valorado por los niños de ahora, según los expertos.
Por ejemplo, Brahian García comenta que, “enseñarle a mis padres trucos tecnológicos es algo que me gusta hacer, no me río de ellos si no saben alguna función básica del teléfono. Me gusta que conozcan mi mundo porque eso nos lleva a compartir momentos divertidos haciendo un buen uso de todo lo maravilloso y novedoso del mundo actual. También me encanta ver tutoriales con mi mamá”.
Simplemente es diferente
Para los entendidos, no se trata de comparar si una generación es o fue mejor que otra, se trata de analizar los contextos de crecimiento, las oportunidades y los retos que cada una ha tenido que afrontar. La historia ha demostrado que el hombre siempre está en constante evolución, por ende cada época será diferente, es por ello que sugieren que, “tomar lo mejor de cada era pudiera convertirse en una excelente opción en el proceso de formación, más allá de etiquetar a una generación como buena o mala. A todas estas nuestros abuelos también decían que nuestra generación no era la mejor, pero la realidad es que simplemente también fue diferente”.
Gledis Bonilla