En una apacible noche, un grupo de comensales disfrutaban de exquisitos manjares y vinos. La luna llena iluminaba las ramas doradas de un vetusto árbol de aceite (Copaifera officinalis), que engalanaba un jardín.
De pronto, ese embeleso se quebró por un dantesco grito acompañado de clamores colectivos: ¡Qué asco!, ¡Qué horrible!, ¡Cuidado!, Acto seguido, en un aparente silencio se avistó con mayor claridad la figura de un intruso ser, responsable de la conmoción y perturbación del ánimo de los invitados, era una rata, que desde lo alto de la rama y por encima de la gente, parecía decir con su mirada y movimiento vibrante del hocico, este es mi sitio, en el techo de esta casa tengo mi madriguera. Además, hurgo holgadamente en la basura que ustedes dejan.
Luego, la rata ufanamente se escabulló; y la concurrencia quedo con una tétrica percepción, ¿habrá más ratas? Y todos, con miradas cautelosas, observaban ya no las ramas de la arbolada; sino los rincones del jardín. Con este episodio, queda demostrado el sentimiento generalizado de repugnancia hacia estos animales vectores (agentes transmisores) de diferentes enfermedades capaces de causar calamidades y desgracias.
Las ratas son roedoras cuya dentadura consta de 4 incisivos muy desarrollados; su esqueleto flexible le facilita atravesar cualquier hendidura. Las hembras, muy prolíferas, pueden aparearse a las 48 horas siguientes de haber parido de 6-12 crías, las cuales a los 45 días pueden procrear. Son tan ávidas que comen de todo, no obstantes tienen normas de supervivencia para alimentarse y no ensuciarse fácilmente, aprendizaje que se proporciona con la facilidad de mutación genética de ellas.
En Venezuela, tanto las ratas como los ratones son especies exóticas e invasoras a la familia Muridae, Rata parda de alcantarilla o Noruega (Rattus norvegicus); rata negra, de barco trepadora o de tejado (Rattus rattus) y Ratón casero o guachero (Mus musculus), introducidos al país con la colonización europea todos ellos son portadores de enfermedades contagiosas, depredadores de aves, expulsan a otras especies de su hábitat, son plagas agrícolas entre otras calamidades.
La más perjudicial y destructiva es la rata negra (Rattus rattus), con una longitud de 60 cms., incluyendo su cola desnuda y escamosa; hocico puntiagudo, orejas grandes y pelambre negra-grisácea, lo que le permite pasar casi desapercibida entre las sombras.
El epíteto Rattus, proviene del latín y significa “rata”; onomatopoyéticamente dicha voz proviene del ruido que hace este animal, al roer (rat….rat…rat…). La rata negra ha sido responsable de epidemias históricas, así, en el año 532 d.C., la peste Justiniana exterminó la mitad del imperio Bizantino; en el siglo XIV un porcentaje significativo de la población europea fue diezmada por la peste bubónica; en el siglo XIX alrededor de 13 millones de personas murieron en la India por esa enfermedad.
La peste negra o bubónica se trasmite al hombre por medio de la picadura de las pulgas (Xenopsylla cheopis) que portan las ratas. Dicha afección se manifiesta con escalofríos, fiebres, náuseas, vómitos, postración tumefacción, ulceración, supuración de ganglios linfáticos y defunción.
Otras zoonosis transmitidas por las ratas son: leptospirosis, tifus o cólera, triquinosis, toxoplasmosis y rabia.
En Venezuela “la rata negra” llego de la isla de Trinidad al Puerto de la Guaira en 1908 de allí pasa a Caracas, y con ella la bacteria Yersinia pestis, responsable también de la llamada “gripe española”, a pesar de la animadversión hacia las ratas, estas son útiles en laboratorios en aras de la investigación.
Algunos las consideran delicias gastronómicas; el hinduismo las veneran; los chinos las tienen como el primer animal de su zodíaco; dicen que soñar con ellas es un augurio negativo. También ellas y sus congéneres han estado en la TV y en el cine (Mickey, Minni, Súper Ratón, Pixi, Dixie, Pinky, Jerry, Cerebro, Speedy González).
Otros forman parte del léxico popular: fulano (a) es una rata (egoísta, deshonesto, vagabundo); ratonera (cuchitril, casucha); ratero (ladrón de poca monta); enratonado (malestar después de una borrachera).
También es famoso el Ratón Pérez, marido de cucarachita Martínez; personajes folklóricos del cuento infantil de Antonio Arráiz (1903-1962).
Y, para finalizar, una adivinanza ¿Cuál es el animal que tiene más dientes?… Pues el Ratón Pérez, ya que se lleva todos los dientes que se les caen a los niños, cuando estos últimos se los dejan bajo la almohada.
Por: Francisco Delascio Chitty