Brasil se suma a los países que impondrán medidas más restrictivas que apuntan a frenar los flujos migratorios irregulares hacia Estados Unidos y Canadá.
Las restricciones estarán dirigidas a los ciudadanos de algunos países asiáticos que requieren visas para permanecer en Brasil, pero que, según las autoridades locales, han usado el país como punto de tránsito hacia otros destinos. Sin embargo, deciden permanecer allí para continuar su ruta hacia América del Norte.
Por tanto, a partir del próximo lunes 26 de agosto, los viajeros extranjeros sin visa brasileña que se dirijan a otro país deben viajar hasta ese destino o regresar a su país de origen, informó el Ministerio de Seguridad Pública de Brasil en un comunicado.
La medida no afecta a ciudadanos de otros países asiáticos que no requieren visa para entrar a Brasil, ni a las 481 personas que permanecen en campamentos improvisados en los alrededores del aeropuerto de Sao Paulo a la espera de continuar sus trámites de asilo, siempre y cuando introduzcan sus peticiones antes del lunes.
La decisión llega después de que las autoridades locales indicaran que más de 10.000 ciudadanos de países que requieren visa para entrar a Brasil han ingresado a través del aeropuerto internacional de Guarulhos en Sao Paulo, supuestamente en tránsito hacia otros destinos, pero no continúan el viaje, sino que permanecen en la terminal aérea, donde solicitan asilo para permanecer en el país.
Posteriormente, según una investigación de la Policía Federal, toman ruta desde Sao Paulo hacia el estado de Acre, una vía extremadamente peligrosa que conduce a la frontera con Perú. Desde allí emprenden el igualmente riesgoso camino hacia la frontera sur de Estados Unidos, bien sea para permanecer en ese país o para seguir hacia Canadá.
De acuerdo con autoridades migratorias de Brasil, el 70% de los solicitantes de asilo en el aeropuerto de Guarulhos son ciudadanos de India, Nepal y Vietnam, y el otro 30% procedentes de Somalia, Ghana, Etiopía o Camerún.
Una práctica cada vez más frecuente
El número de personas que usan el territorio brasileño como punto de partida hacia América del Norte aumenta cada vez más. En 2013, cuando se detectó inicialmente la práctica, se contabilizaron 69 solicitudes de asilo en el aeropuerto de Guarulhos. Diez años más tarde, ya eran 4.239 los peticionarios, y la cifra en lo que va de 2024 se ha elevado a 6.329.
En 2023, a nivel nacional fueron 8.300 las peticiones de asilo, pero apenas 117 personas solicitaron el Registro Nacional Migratorio, y 262 prosiguieron los trámites para obtener el número de identificación, que da acceso a servicios como salud y educación.
Hasta el 15 de julio de este año, las peticiones de asilo registradas en todo el país por la policía federal llegaban a 9.082, la mayor cantidad registrada en una década.
Investigaciones de la Policía Federal concluyeron que la solicitud de asilo no tenía como objetivo final la residencia legal en Brasil, sino que se usaba como un trampolín para continuar el tránsito por peligrosas vías, muchas de las cuales son controladas por traficantes de personas, hacia Norteamérica.
Contactos diplomáticos para avanzar
La medida gubernamental se tomó luego de abordar la situación con representantes diplomáticos de Estados Unidos, como explicó a la agencia AP el coordinador de Gefron, la policía de fronteras del estado de Acre, Rêmullo Diniz.
Brasil forma parte de la agencia intergubernamental Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, luego de que el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva decidiera el retorno a la entidad al inicio de su segundo mandato.
Desde 2021, el gigante suramericano ha otorgado 11.248 visas humanitarias solamente a ciudadanos afganos que han llegado al país huyendo del retorno del régimen talibán, pero el sistema se ha visto saturado por la búsqueda de estatus de refugiados por parte de ciudadanos que en realidad no tienen intenciones de permanecer en el país, sino que lo usan como tránsito para la migración ilegal.
La acumulación de solicitudes incluso ha trastornado la operación aérea en Guarulhos, pues ha afectado la operación de las casetas de migración.
La Defensoría pública de Brasil urgió a las autoridades a agilizar los trámites de asilo a las personas que permanecen en campamentos improvisados, sin las mínimas condiciones de higiene, en los alrededores del aeropuerto de Guarulhos.
Con información de AFP.