El cáncer es una condición compleja, influida por muchos procesos que tienen lugar tanto en nuestro organismo como en nuestra interacción con el entorno que nos rodea.
Precisamente, los científicos no dejan de identificar elementos a nuestro alrededor que podrían incrementar las probabilidades de desarrollar cáncer, y muchas veces estas sospechas llegan a la prensa generalista generando preocupación. No obstante, la evidencia al respecto muchas veces no es tan concluyente, y merece la pena pararse a analizar cada caso para entender lo que realmente sabemos al respecto y hasta qué punto deberíamos guardar prudencia.
Tal y como explica el profesor de prevención del cáncer Timothy Rebbeck, del Instituto del Cáncer Dana-Farber afiliado a la Universidad de Harvard, en una entrevista concedida al portal de divulgación Harvard Health Publishing de la institución norteamericana, estos son algunos objetos de uso común que han levantado preocupaciones y la evidencia que hay detrás de cada uno de ellos.
Utensilios de cocina antiadherentes
Muchas ollas y sartenes vienen cubiertas con una capa de un producto químico llamado politetrafluoretileno (y también conocido como teflón o ptfe) que les concede propiedades antiadherentes. Esta sustancia pertenece a un grupo de compuestos llamados perfluroalquilos o polifluoralquilos (PFAS), que a día de hoy son detectables en la sangre de la mayoría de las personas en todo el mundo en bajas concentraciones.
Algunos estudios han relacionado la exposición a PFAS con ciertos cánceres en base a exámenes de la tasa de incidencia de ciertos tumores en las personas que viven cerca o trabajan en plantas químicas que manufacturan o usan estas sustancias. Esta conexión, en todo caso, no está probada y ni siquiera ha sido hallada consistentemente en todas las investigaciones de esta clase.
Al respecto, Rebbeck además añade que precisamente por su cualidad antiadherente, en su forma sólida estos productos no resultan muy reactivos y no causan daño genético (desencadenante del cáncer), por lo que la evidencia de que los productos de cocina antiadherentes puedan aumentar el riesgo de cáncer es en todo caso escasa. Eso sí, puntualiza, sí que es cierto que algunos compuestos relacionados con el teflón se han asociado al cáncer en otras formas.
Colchones
Los fabricantes de colchones a menudo añaden a sus productos retardantes de la combustión con el fin de prevenir los incendios o retrasar su avance si se funcionan. Algunos de estos retardantes, a su vez, contienen químicos llamados compuestos orgánicos volátiles (VOCs) que pueden diseminarse en el aire.
Hay cierto volumen de investigaciones que apunta a que estos retardantes de la llama pueden interferir con los niveles hormonales y se asociarían con el cáncer. Los efectos serían en todo caso pequeños, dice Rebbeck, y además la evidencia no es concluyente debido a la falta de medidas fiables de la exposición de las personas o las poblaciones a estas sustancias.
Productos de limpieza del hogar
Algunos limpiadores de hogar, detergentes y limpiadores de vajillas contienen una serie de sustancias conocidas como disruptores endocrinos, que interfieren con las hormonas y los procesos biológicos y reproductivos que regulan.
En esta dirección, estudios en los últimos años han sugerido que el uso de esta clase de productos de limpieza nos expondría a VOCs potencialmente dañinos, como el benzeno o el formaldehído, que se relacionan al riesgo del cñancer; y que la exposición a ciertos disruptores endocrinos podría contribuir al riesgo de desarrollar tumores de mama, ovarios, piel y útero.
Una vez más, los medios de que disponemos para medir la exposición de las personas a estas sustancias son limitados, por lo que tampoco podemos estimar correctamente el riesgo que conllevan. Sin embargo, el experto opina que si resultasen significativos ya habríamos encontrado evidencias antes, como sucedió con el humo del tabaco.
Productos de cuidado personal
Finalmente, algunos cosméticos, productos del cuidado de la piel, tintes de pelo, desodorantes y demás productos de higiene y cuidado personal contienen parabenos, formaldehído, tintes derivados del carbón y más.
La literatura sobre los efectos a largo plazo de la mayoría de cosméticos en la salud es escasa, por lo que en cualquier caso la evidencia que tenemos es pequeña, aunque hay algunas excepciones notables.
Por ejemplo, en años recientes varias agencias estatales han venido reduciendo los niveles permitidos de algunos de estos químicos en productos para el cuidado del cabello o han prohibido el uso de otros (como el formaldehído en Estados Unidos). Incluso, un estudio de 2023 llevado a cabo por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos sobre 33.000 mujeres halló que aquellas que habían usado alisadores de cabello más de cuatro veces en el año anterior tenían el doble de probabilidades de desarrollar cáncer de útero (el tumor más común que afecta al sistema reproductor femenino) que aquellas que no los usaban.
Afortunadamente, en base a estos datos la exposición a sustancias manifiestamente dañinas se ha venido reduciendo, por lo que el uso de estos productos resulta más seguro de lo que era hace algunos años.
Las claves para prevenir el riesgo de cáncer
Si la evidencia sobre alguno de estos objetos (u otros) respecto al riesgo de cáncer nos preocupa, existen alternativas por las que podemos optar y que podrían tener un cierto efecto preventivo, si se demuestra que efectivamente contribuyen a las probabilidades de desarrollar tumores.
Con todo, en base a lo que hasta ahora sabemos, las principales precauciones que podemos tomar par de verdad prevenir el riesgo de padecer esta enfermedad tan letal consisten en evitar el tabaco, evitar el alcohol, hacer ejercicio y mantener una alimentación adecuada.
Con información de 20minutos.