El impacto que nuestras emociones tienen en la piel es significativo. En ocasiones, no somos conscientes de cómo las enfermedades psicosomáticas ocasionadas por los procesos de estrés y ansiedad pueden llegar a cambiar nuestra vida.
El ritmo de vida agitado, el estar nerviosos y en constante movimiento pendientes de un millón de cosas, hace que nuestro organismo experimente cambios. La adrenalina y todos esos glucocorticoides como el cortisol generan cambios orgánicos y fisiológicos que afectan a la salud.
Es bien sabido que el estrés una respuesta automática de nuestro cuerpo a ciertas “amenazas” y que por eso nos pone más alerta a cualquier situación. Lo que sucede cuando el estrés llega a niveles sumamente exagerados y mantenidos en el tiempo es tan serio como peligroso.
Experimentamos alteraciones digestivas, taquicardias, cefaleas… Así, una de las alteraciones más notorias es la que afecta a la piel. Los desequilibrios hormonales, la mala circulación de la sangre y la acumulación toxinas generan daños en nuestra dermis.
¿Sabes qué es la psicodermatología?
La piel es nuestro órgano más grande y por eso, es uno de los que experimenta cambios en primer lugar en situaciones de estrés elevado y mantenido en el tiempo.
Los síntomas más comunes son:
Manchas
Enrojecimiento
Acné
Sarpullido
Urticaria
También puede agravar enfermedades ya padecidas como el herpes o la psoriasis. Al igual que los nervios afectan a nuestro estómago, el estrés afecta nuestra piel. El cansancio, la fatiga y el insomnio producido por estar estresados hacen que la dermis tome un aspecto enfermizo y envejezca mucho más rápido.
De hecho, esto mismo es lo que ha demostrado la Universidad de San Diego, en California, a través de un estudio donde quedó en clara evidencia la relación directa entre el estrés, la inflamación y las enfermedades de la piel.
Con información Mejor con Salud