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Ciudad Bolivar
sábado, septiembre 14, 2024

Los vampiros y su benevolencia

Por: Francisco Delascio Chitty   

Son murciélagos hematófagos, se alimentan de sangre, incluyendo la humana. Pertenecen a la subfamilia Desmodontinae, palabra del griego desmos “juntos” y odous “diente”, en alusión a que sus incisivos superiores están muy próximos, dichos dientes son falciforme (similar a una hoz), afilados y proyectados hacia delante de la boca. Su rostro es corto, nariz achatada rodeada de pliegues cutáneos y cerca de ella poseen sensores de radiación infra roja para captar los puntos calientes por donde fluye la sangre. Muerden con finura cualquier parte de su víctima (aunque prefieren el cuello, axilas, cola o dedos) y comienzan a lamer deleitablemente la sangre que fluye de la herida; este fluir se debe a un anticoagulante (draculina) presente en su saliva; dicha acción de lamido dura unos 30 minutos, donde el victimario consume su peso corporal en su sangre, pudiendo llenarse con más sangre de la que necesita y ese excedente sanguíneo lo regurgita compartiendo el alimento con aquellos miembros de sus refugios que no han comido “altruismos alimentarios” Los vampiros para lograr su objetivo combinan el vuelo con la vista, el olfato y la locomoción terrestre así, hay unos que corren sobre el suelo apoyándose en sus patas traseras y pulgares; y otros trepan entre las ramas de los árboles. En Venezuela existen (sin contar a los parlanchines de oficio que desangran a ciertos oyentes) tres géneros y tres especies: Desmondus rotundus (vampiro común) el cual prefiere la sangre de otros mamíferos; Diaemus youngi (el de aves o de alas blancas) solo lame plasma de aves; y el Diphylla ecaudata (vampiro peludo), injiere linfa tanto de aves como de mamíferos. De todos ellos, el más abundante y conocido es el vampiro común, el cual puede inocular el virus de la rabia a través de su saliva a su presa, además de causarle infecciones secundarias que van en desmedro, por ejemplo, del ganado doméstico. Para finalizar acotaremos que en 1980 en Venezuela se localizó en la Cueva del Guácharo (estado Monagas) el fósil de un vampiro gigante (Desmondus draculae), con una envergadura de 70 cms., y un peso de 60 gramos, el cual vivió hace unos cien mil años atrás.

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