Juego de luces y humo en un escenario estremecido por las baquetas sobre los platillos, resuenan las cuerdas eléctricas de guitarras y bajos, voces graves y algunos alaridos; al frente: una población eufórica, destellan pircings, impresionan los tatuajes entre quienes corean las canciones; espontaneidad y rebeldía, pasión y creatividad, mente abierta, atuendos negros, alegorías de un concierto rockero.
El género musical que desde 1950 fusiona rhythm and blues, country, rockabilly, para lograr la expresión a través de grandes voces, como la de Elvis Presley, y bandas que marcaron la historia: The Beatles o los Rolling Stones.
Así, el rock rompió cualquier barrera, se universalizó, pasó de generación en generación, juntó con incisivos acordes a gente de distintos credos, nacionalidades, idiomas. Expandió por el mundo esa forma de llevar la vida, desenfadada, con poca moderación.
“La información sobre las bandas y los músicos no llegaba con tanta vertiginosidad como ahora, había que estudiarse el librito de los discos, comprar las revistas especializadas, para conocer y saber sobre esta cultura”, afirma la autoridad del rock en nuestra ciudad, uno de los pioneros difusor de la información en el estado Bolívar de cada banda y cada tendencia relacionada al género y subgéneros: Jesús Ignacio Von Büren Ruiz, nuestro Chuchú Vinyl.
Desde hace al menos unas tres décadas, se ha encargado de dictar cátedra en torno al rock and roll, a través de distintas emisoras de radio en Ciudad Bolívar y en Puerto Ordaz, pero también en Caracas, desde la producción de sus tantos programas… y es que no existe un rockero en Venezuela que desconozca la trayectoria de este guayanés que le dio al rock un importante y trascendental espacio en su vida.
Es así como a los ocho años de edad, movido por sus gustos musicales y gracias a la influencia de un amigo de esos años, se hizo acreedor del primer lugar en una fiesta de disfraces donde tres pequeños lucieron ataviados y maquillados como los personajes de la extraordinaria banda estadounidense de la década de 1970, Kiss… Lo demás es historia.
Casi mil 200 discos de vinyl componen la extraordinaria colección que guarda, organiza, hurga, y revisa cada vez que tiene un compromiso en público o desde la cabina de la radio, porque todo ha sido en vivo; de esa manera, desde la música hasta la producción, las ideas y la información, generadas en cada edición de “Alto Voltaje” está almacenada en sus recuerdos, a través del tiempo y de todo lo que ha estudiado y vivido en carne propia sobre el rock and roll, que generosamente comparte con los seguidores que tiene desde entonces y quienes se van sumando.
En decenas de conciertos en vivo, desde varias latitudes, Chuchú ha visto la presentación de bandas legendarias, ha seguido el recorrido artístico y humano de los músicos que han hecho historia en el rock y todas sus vertientes. “Varias bandas, de entonces, continúan haciendo música”, afirma, evocando algún misterio que encierra este género en el que sus intérpretes no envejecen, ni se retiran, pasan la vida componiendo temas y grabando discos que superan una y mil veces las expectativas.
Los rockeros tienen corazoncito
Alrededor del género musical en cuestión, siempre giran polémicas sobre temas socialmente vetados. “No falta quien hable de esto y piense que es música de gente dañada, quizás por el aspecto de algunos, o por las situaciones que se promueven en algunos conciertos, pero con el pasar de los años estas controversias han quedado a un lado del camino”, comenta Chuchú, quien relata anécdotas de conciertos y presentaciones con el entusiasmo de quien acaba de vivirlo.
Su paso por los escenarios no solo fue como espectador, Chuchú también fue vocalista de una banda de rock fundada aquí en Ciudad Bolívar, en 1994. “Cirroxis” fue el nombre que le dieron los integrantes, entre quienes estaban además, Jorge Martínez y Carlos Acevedo.
Pero, ese Chuchú esencialmente rockero, es un ser humano sensible, cordial y cálido, abrió las puertas de su casa para permitir esta entrevista, por cierto, un templo con paredes consagradas a mostrar imágenes extraordinarias de las bandas más talentosas de todos los tiempos.
Es un hombre de familia, hijo, hermano, amigo, padre de dos: Julio Ignacio y Paúl Enrique. Los avatares de la vida le han mostrado espirales de desolación que parecen infinitos, “en esos momentos ha estado la música para rescatarme; en los mejores está, pero en los peores, me ha ayudado a canalizar emociones”.
Por eso, dentro de toda la erudición, está la persona que se atreve a agradecerle a la vida todas las infinitas oportunidades que le han permitido crecer en este sendero, un legado construido para mostrar a una creciente audiencia, la mejor parte y también los entretelones de este género musical. “Estoy profundamente agradecido, he logrado, he tenido la fortuna de vivir lo que he podido, no pido mucho, solo agradezco”.
Rockero que se respete, tiene el deber de escuchar Alto Voltaje todos los sábados a través de Capital FM, frente a los micrófonos encontrarán a nuestro gurú del rock and roll, creador del espacio donde converge una comunidad que comparte esta maravillosa afición.
Siempre rebosante en información que conecta y educa a través de la música que lo inspira, y es que definitivamente “el rock es cultura”.
Marilyn Luis
