Otra semana victoriosa para nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), trabajando en la calle junto con el pueblo, manteniendo los escenarios para el debate de ideas y estrategias políticas, como parte del gran consenso de las bases para los venideros comicios electorales regionales.
En ese contexto destacan los aportes de las cinco generaciones que han hecho y siguen haciendo indestructible a la revolución bolivariana, experiencia que abre el camino al futuro de la patria que estamos construyendo bajo la guía de Nicolás, un líder que ha despertado al pueblo y que volvió a cobrar conciencia de lo que es vivir en revolución.
El encuentro de las cinco generaciones de Chávez ha permitido avanzar en el desarrollo del futuro del país, a través de la interacción de personas de distintas edades, ratificando así que hay revolución para rato.
Para las generaciones de nuestro amado comandante Hugo Chávez han sido fundamentales los libros rojo y azul, considerados la constitución política de nuestro partido. Estos contenidos enmarcan los reglamentos internos del PSUV y las bases programáticas, así como la recopilación histórica y política de los orígenes del proceso actual, entre ellos destaca la raíz bolivariana del Libertador Simón Bolívar; Samuel Robinson, con el tema sobre el gobierno local y focal, que contribuye al proyecto nacional, y finamente, Ezequiel Zamora, con la revolución federal, basado en la corriente de tierra y hombres libres, donde el campesinado luchó por la reivindicación y redistribución de la tierra, lo que dio el triunfo de la Federación, recordando que la República está dividida en dos fechas importantes, como son la Independencia y la Federación.
Hugo Chávez ha sido ese lazo que nos reconectó como venezolanos con nuestras raíces; ese despertar bolivariano que nos avivó el sentir patrio hacia nuestro país, el entender la importancia de mantener a salvo nuestra soberanía, nuestra independencia, enfrentando sin temor a quienes durante décadas tuvieron el control absoluto de la patria.
No podemos dejar de recordar aquel abril del 2002, cuando la derecha irracional propició el golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez, acciones enfocadas en el desastre social del país, que dejó a su paso duelo, desidia y miedo en la población.
Afortunadamente, un grupo de militares leales a Chávez lo rescataron y lograron restituirlo en el poder, reasumiendo en Miraflores la Presidencia de la República, la madrugada del 14 de abril de 2002, oficializando el fracaso del golpe.
En ese abril del 2002, también estuvo nuestra clase obrera defendiendo la patria y los ideales bolivarianos, impulsados por el comandante Hugo Chávez; fuimos los trabajadores y trabajadoras los que salimos al frente con el pueblo y las Fuerzas Armadas Bolivarianas a apoyar a nuestro Presidente en perfecta unión cívico militar.
Fuimos los integrantes de la clase obrera los que encabezamos la movilización popular a través de las organizaciones sindicales y trabajadores de las empresas estatales, los que salimos en defensa del gobierno de Hugo Chávez; respuesta vital para contrarrestar las acciones de la oposición que había tomado el control del Estado y de medios de comunicación en el intento por derrocarlo.
Para muchos miembros de la clase obrera, la llegada de Chávez al poder representó un cambio significativo en las políticas económicas y sociales, gracias a las acciones implementadas que favorecieron a la masa laboral, como la reivindicación de sus derechos y condiciones de vida, lo que motivó su defensa activa durante el golpe.
Con la resistencia y contrarrevolución, la respuesta de los trabajadores y trabajadoras al golpe no solo se limitó a protestas, sino, a la organización para recuperar el control de las fábricas y empresas, especialmente en la industria petrolera, crucial para la economía venezolana, lo que puso de manifiesto la importancia de la fuerza laboral en la economía nacional y su capacidad para resistir movimientos contrarrevolucionarios destinados a desestabilizar el gobierno.
La reacción de la clase obrera también ayudó a restablecer la legitimidad del gobierno de Hugo Chávez; fue la resistencia de los trabajadores y la presión popular las que contribuyeron a su regreso al poder.
Gracias a Nicolás Maduro, hoy somos una sola fuerza como venezolanos y como país, hemos consolidado la verdadera unidad democrática, participativa y protagónica con el poder popular organizado, la clase obrera, movimientos sociales, incluso con diferentes gremios y sectores, la juventud y nuestra FANB, venezolanos comprometidos con el proyecto bolivariano.
Esas generaciones de Chávez hoy se suman para acompañar a Nicolás Maduro en este nuevo período, trabajando en el territorio para la transformación integral de la patria, enalteciendo el legado de nuestro amado Comandante, y derrotando cualquier intento para desestabilizar la paz en el país. Los golpes de Estado no van a soslayar los cimientos de la revolución.
En enero acompañaremos a nuestro hermano, Nicolás Maduro, en su ratificación como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, líder que continuará al frente de la revolución bolivariana, enalteciendo el legado de nuestro amado comandante Hugo Chávez.
Ángel Marcano/Gobernador del estado Bolívar