La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) alienta a los padres y cuidadores a leer en voz alta con sus recién nacidos y niños pequeños como una oportunidad para fomentar relaciones afectuosas y enriquecedoras durante un período crítico del desarrollo del cerebro, y recomienda que los pediatras apoyen a las familias con orientación y libros en las visitas de control del niño sano, según una declaración de política actualizada, que será publicada en ‘Pediatrics’.
Dada la extraordinaria cantidad de investigación en esta área, un nuevo informe técnico que acompaña la declaración analiza la evidencia de la lectura compartida, aquella que es realizada a la vez y deforma conjunta entre padres e hijos, como una forma de fortalecer y nutrir las relaciones, estimular los circuitos cerebrales y crear vínculos tempranos.
«Leer juntos con niños pequeños teje un lenguaje alegre y momentos interactivos enriquecedores en la trama de la vida diaria», insiste Perri Klass autor principal de ambas declaraciones. Como pediatra y madre, sugiere que «los libros formen parte de la rutina a la hora de dormir, que los utilicen para conectarse y relajarse después de un día ajetreado y, en general, que los incorporen a la vida con un niño pequeño. Fortalecerá los vínculos que los unen y desarrollará el cerebro en desarrollo de su hijo».
Tanto la declaración de políticas como el informe técnico se publicarán en la edición de diciembre de 2024 de ‘Pediatrics’. Las declaraciones de políticas y los informes técnicos creados por la AAP están escritos por expertos médicos, reflejan la evidencia más reciente en el campo y pasan por varias rondas de revisión por pares antes de ser aprobados por la Junta Directiva de la AAP y publicados en ‘Pediatrics’.
La AAP enfatiza que, como práctica positiva de crianza, la lectura compartida ayuda a construir las bases para un desarrollo socioemocional, cognitivo, lingüístico y de alfabetización saludable. Esto prepara el terreno para la preparación escolar y brinda beneficios duraderos a lo largo de la vida.
¿LIBRO DE PAPEL O DIGITAL?
«Lo mejor es pasar las páginas de un libro impreso de alta calidad lleno de imágenes coloridas y un lenguaje rico y expresivo», detalla Dipesh Navsaria, coautor del informe técnico y presidente del Consejo de la Primera Infancia. «Si bien las pantallas táctiles y otros dispositivos electrónicos pueden ser populares, suelen ser experiencias pasivas o solitarias para los niños y no ofrecen los mismos beneficios de interactividad y construcción de relaciones».
De esta forma la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los pediatras: fomentar la lectura compartida desde el nacimiento y al menos hasta el jardín de infantes, incluso, cuando sea posible, en la escuela; desarrollar habilidades para hablar con los padres sobre estrategias para realizar actividades de lectura que sean divertidas y apropiadas para el desarrollo de los niños; y fomentar una interacción significativa y rica en lenguaje con libros, imágenes y la palabra escrita, y modelar técnicas para generar experiencias recíprocas, receptivas y positivas
Además, aconsejan que se proporcionen libros de alta calidad, apropiados para el desarrollo y el lenguaje y culturalmente diversos en las visitas de supervisión de salud para todos los niños pequeños; dar la máxima prioridad a ofrecer libros a los niños de familias de bajos ingresos que puedan carecer de acceso a ellos; apoyar la recomendación de la AAP de limitar el uso de pantallas en la primera infancia, con énfasis en los libros impresos para niños pequeños.
Los libros digitales no fomentan interacciones equivalentes entre padres e hijos. Si se utilizan lecturas en pantalla o audiolibros, recomendar a los padres que incluyan interacciones recíprocas con sus hijos en torno a estas actividades digitales para promover la conexión relacional y mejorar el aprendizaje infantil.
La AAP ha recomendado la promoción de la alfabetización como un componente esencial de la atención primaria pediátrica desde 2014, y ha descubierto que las actividades que fomentan las relaciones tempranas afectan la capacidad de los niños pequeños para mantener la atención, la función ejecutiva, la autoestima y el comportamiento social. Todas estas son cualidades que moldean profundamente la preparación escolar, el éxito y el progreso a lo largo de la vida.
«Las investigaciones nos indican que la competencia lectora en tercer grado es un predictor significativo de la graduación de la escuela secundaria y el éxito profesional», afirma Klass. «Los niños que se encuentran por primera vez con los libros en los brazos de sus padres, cuando son muy pequeños, llegan a la escuela asociando los libros y la lectura con el tiempo en el regazo, una sensación de seguridad, interacciones, historias, rimas y entretenimiento, y sobre todo con las queridas voces de los adultos con quienes tienen esas importantes relaciones tempranas».
Con información de infosalus.