En el campo del desarrollo de fármacos, se hace cada vez más hincapié en la diversidad humana en los ensayos clínicos y los estudios de mapeo genético. Hasta el punto de que, ya no solo el color, si no el tono concreto de la piel podría influir potencialmente en la velocidad y la cantidad con las que un fármaco es absorbido y alcanza su punto de acción en el organismo.
Hasta ahora la industria farmacéutica no había considerado suficientemente el impacto potencial de los pigmentos de la piel en la cinética de los fármacos y los posibles efectos adversos de los medicamentos, en parte debido a los recursos técnicos previamente limitados.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de California en Riverside, EEUU, muestra que la pigmentación de la piel puede actuar como una esponja para algunos medicamentos, influyendo potencialmente en la velocidad con la que los fármacos activos alcanzan su objetivo.
El estudio, publicado en la revista ‘Human Genomics’, sostienen que una proporción considerable de medicamentos y otros compuestos pueden unirse a los pigmentos de melanina en la piel, lo que genera diferencias en la biodisponibilidad y eficacia de estos medicamentos y otros compuestos en personas con distintos tonos de piel.
«Nuestro artículo de revisión concluye que la melanina, el pigmento responsable del color de la piel, muestra una sorprendente afinidad por ciertos compuestos farmacológicos. Las implicaciones de la melanina para la seguridad y la dosificación de los medicamentos se han pasado por alto en gran medida, lo que plantea preguntas alarmantes sobre la eficacia de la dosificación estándar, ya que las personas varían mucho en cuanto a tonos de piel», señala Simon Groen, profesor adjunto de biología de sistemas evolutivos en el Instituto de Biología Genómica Integrativa de la Universidad de California, Riverside, y coautor del artículo.
Según Groen y la coautora Sophie Zaaijer, consultora e investigadora afiliada a UC Riverside que se especializa en diversidad, equidad e inclusión (DEI) en I+D preclínico y ensayos clínicos, las pautas actuales de la FDA para las pruebas de toxicidad no abordan adecuadamente el impacto de la pigmentación de la piel en las interacciones farmacológicas.
«Esta omisión es particularmente preocupante dada la presión para realizar ensayos clínicos más diversos, como se describe en el Plan de Acción de Diversidad de la agencia. Pero las prácticas actuales de desarrollo de medicamentos en etapa temprana todavía se centran principalmente en las pruebas de medicamentos en poblaciones blancas de ascendencia del norte de Europa», añade Zaaijer.
En un ejemplo, los investigadores encontraron evidencia de la afinidad de la nicotina por los pigmentos de la piel, lo que potencialmente afecta los hábitos de fumar en personas con una variedad de tonos de piel y plantea preguntas sobre la eficacia de los parches de nicotina adheridos a la piel para dejar de fumar.
«¿Estamos perjudicando inadvertidamente a los fumadores con tonos de piel más oscuros si recurren a estos parches en sus intentos de dejar de fumar?», se pregunta Groen, quien propone utilizar un nuevo flujo de trabajo que involucra modelos 3D de piel humana con diferentes niveles de pigmentación, que podrían ofrecer a las compañías farmacéuticas un método eficiente para evaluar las propiedades de unión de medicamentes en diferentes tipos de piel.
«La pigmentación de la piel debe considerarse un factor en las estimaciones de seguridad y dosificación. Estamos al borde de una era transformadora en la industria biomédica, donde adoptar la inclusión ya no es solo una opción, sino una necesidad»,afirma Zaaijer.
Según los investigadores, la pigmentación de la piel es sólo un ejemplo. Las variaciones genéticas entre los grupos minoritarios pueden dar lugar a respuestas a los medicamentos muy diferentes según las razas y etnias, lo que afecta hasta al 20% de todos los medicamentos, afirmaron. Los investigadores reconocen que las transformaciones que mejoran la inclusión (que abarcan la raza, la etnia, el sexo y la edad) exigen una revisión integral de todas las directrices de la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) sobre criterios de valoración clínicos para alinearlas con el Plan de Acción de Diversidad de la FDA.
«Es una tarea monumental que requiere líneas de comunicación claras entre académicos, investigadores de la industria, médicos y reguladores. El futuro de la medicina depende de nuestra capacidad para conectar a estos equipos operativos que actualmente están aislados», señala Zaaijer.
Los investigadores esperan activar la industria farmacéutica y la academia para comenzar a realizar evaluaciones experimentales sistemáticas en la investigación preclínica en relación con la pigmentación de la piel y la cinética de los medicamentos.
También alientan a los pacientes, a sus grupos de apoyo y a los participantes de los ensayos clínicos a hacer preguntas relacionadas con la eficacia y la seguridad de los medicamentos según la ascendencia, como por ejemplo: «¿Se ha probado este medicamento para ver si es seguro para personas de diferentes orígenes ancestrales, incluido el mío?»
Los médicos y los representantes farmacéuticos deberían poder proporcionar un documento fácil de entender que describa los resultados de las distintas pruebas. Reconocen que en el estado actual del desarrollo de medicamentos esto será difícil. Groen recuerda que en diferentes orígenes ancestrales prevalecen ciertas variantes genéticas que pueden afectar la forma en que se metaboliza un fármaco y su comportamiento en el organismo.
«Si se tienen en cuenta los diferentes antecedentes ancestrales en las primeras etapas del descubrimiento de fármacos, entonces diversos grupos de personas pueden tener más confianza en el proceso de desarrollo de fármacos y participar en ensayos clínicos porque estarán mejor informados de los posibles riesgos asociados», concluye.
Con información de Infosalus.