Lo más normal es que cualquiera que se vaya de vacaciones o realice un viaje de placer se sienta mejor y más descansado. Sin embargo, ¿existen estudios científicos que realmente demuestren que se trata de algo verídico, y una simple impresión subjetiva? Un nuevo estudio ha intentado profundizar en el tema, y sus conclusiones han demostrado ser efectivamente positivas.
Ha sido la Universidad Edith Cowan australiana quien se ha puesto manos a la obra en la tarea. A raíz de su investigación, parece confirmar no solo que se trata de algo beneficioso para la salud mental o para reducir problemas vinculados al estrés o la ansiedad, sino que también puede retrasar el envejecimiento. De alguna forma, escapar de la rutina podría ayudar a vivir más.
Los viajes podrían ayudar a retrasar el envejecimiento, según defiende un estudio
De esta forma, uno de los beneficios más inmediatos de viajar estaría relacionado con la reducción del estrés. El estrés crónico puede afectar negativamente al sistema inmunológico, aumentar la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares; es decir, poner su granito de arena para acortar de alguna manera la vida (o al menos empeorarla mientras dura).
Viajar permite desconectar de las responsabilidades cotidianas, lo que reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Los investigadores consideran que, tras unas vacaciones, los individuos experimentan menores niveles de ansiedad y estrés, lo que a su vez beneficia el sistema inmunológico y cardiovascular. Por mucho que parezca que esta sensación no se prolongue demasiado.
De la misma forma, está demostrado que viajar también contribuye a la estimulación cognitiva. Al experimentar nuevas culturas, paisajes, idiomas y entornos, el cerebro se enfrenta a nuevas situaciones que requieren adaptabilidad y aprendizaje. Esta estimulación cognitiva fomenta la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones neuronales.
¿Alguna vez has tenido la sensación de que al hacer algo nuevo el tiempo transcurre más despacio? Todo lo contrario que cuando te enfrentas a los mismos procesos cada día, cuando el cerebro tiende a “acomodarse”, y a sensación es que la vida se pasa en un suspiro, muy deprisa. Cuando se viaja, estimula áreas del cerebro asociadas con la memoria y la resolución de problemas.
Viajar ¿no es lo mismo que el turismo moderno?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, también hay un elemento en el que últimamente muchos especialistas están poniendo el foco de atención: distinguir entre viajar, las vacaciones y el turismo. De hecho, el exceso de este último no solo podría afectar negativamente a los viajeros, sino incluso a quienes viven en las ciudades totalmente invadidas por el mismo.
El turismo masivo puede producir estrés, y contradecir los beneficios incluso para lo longevidad a los que se refieren los científicos. Al fin y al cabo, una de sus consecuencias más evidentes es que las identidades de cada lugar se difuminan, creando entornos similares con monumentos distintos. Y eso, en el fondo, tampoco deja de ser otra forma de rutina, aunque se viaje hasta ella en avión.
Con información de Computer Hoy