La defensora de los derechos humanos de la Plaza de Mayo, Laura Jordán, falleció este domingo tras dedicar 48 años de su vida a la lucha por la democracia y la justicia social en Argentina.
La historia de Laura como militante en diversas organizaciones de derechos humanos comenzó con la búsqueda de su hijo, Augusto María, quien fue desaparecido en un operativo ilegal mientras cumplía el servicio militar.
Al igual que muchas otras madres que enfrentaron la desaparición, detención y muerte de sus hijos, Laura Jordán se unió al movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo. Su compromiso se centró en denunciar las violaciones a los derechos humanos y promover la salud mental entre las víctimas de la violencia estatal. Posteriormente, junto a su esposo, el abogado Augusto Conte McDonell, y Emilio Mignone, fundó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en donde, como psicóloga, Laura brindó apoyo a quienes habían sido víctimas de la represión estatal, trabajando en el área de salud mental.
El CELS destacó en sus redes sociales que Laura «vio muy de cerca las secuelas psíquicas de la violencia estatal durante la dictadura», subrayando su labor como un verdadero compromiso con la sociedad. A lo largo de su vida, Laura también militó en otros espacios, como Memoria Abierta, donde ocupaba el cargo de vicepresidenta, así como en la Comisión Provincial por la Memoria; además, asistió a los primeros Encuentros Nacionales de Mujeres y a las primeras marchas del orgullo.
Entre sus numerosos reconocimientos, destaca el homenaje otorgado por la Legislatura porteña como personalidad destacada en el ámbito de los derechos humanos. Además, al cumplir 90 años, fue celebrada por sus compañeros.
Ante la noticia de su fallecimiento, diversas organizaciones y funcionarios han expresado su pesar; entre ellos, HIJOS, la Comisión Provincial por la Memoria, Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia, así como el ex secretario de Derechos Humanos y nieto recuperado Horacio Pietragalla Corti.
Con información de agencias.-