Las autoridades de Birmania han informado que el número de fallecidos por el devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el centro del país el pasado viernes ha aumentado a 1,700. Este desastre ha afectado gravemente a la nación, que se encuentra bajo el control de la junta militar desde el golpe de Estado de febrero de 2021. Hasta el momento, 3,400 personas han resultado heridas y al menos 300 continúan desaparecidas. Sin embargo, la emisora Democratic Voice of Burma ha reportado que la cifra de víctimas puede superar los 2,600.
El líder de la junta, Min Aung Hlaing, visitó a varios de los heridos en un hospital militar en la capital, Naipyidó, instando a los equipos de salud a proporcionar la atención necesaria a quienes han sufrido por el seísmo y sus réplicas, informó el portal de noticias Eleven Myanmar.
Las labores de búsqueda y rescate se están llevando a cabo en Mandalay, situada a unos 20 kilómetros del epicentro, así como en otras áreas del país. Sin embargo, a 72 horas del desastre, las posibilidades de encontrar sobrevivientes se desvanecen, complicadas por el colapso de numerosos edificios.
El terremoto también ha tenido consecuencias en Tailandia, donde 17 personas han perdido la vida en Bangkok debido al colapso de un edificio en construcción. Hasta el momento, se reportan unos 80 desaparecidos en el país vecino, informaron medios locales.
En este contexto, Federica Franco, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Birmania, destacó que «este terremoto es una tragedia dentro de otra tragedia», haciendo referencia al conflicto prolongado que vive el país. Franco expresó su preocupación por la falta de información sobre comunidades enteras en áreas remotas y las dificultades para acceder a ellas debido a la violencia en la región.
La interrupción de las líneas de comunicación a consecuencia del seísmo ha complicado aún más la llegada de ayuda humanitaria. «Muchas carreteras y puentes están dañados o cerrados», subrayó Franco, quien también compartió que en la región de Mandalay se han contabilizado al menos 1,000 muertos y 2,000 heridos, cifras que se anticipan seguirán aumentando.
MSF ha recibido reportes preocupantes sobre devastación en las regiones de Sagaing y Shan, donde comunidades enteras han sufrido graves daños. Franco indicó que se han documentado destrucciones en escuelas, monasterios, hogares y hospitales.
La prioridad inmediata es ofrecer atención a las personas con lesiones graves, fracturas y heridas por aplastamiento. «Es crucial intervenir en las primeras 72 horas con atención quirúrgica», enfatizó Franco, quien también advirtió sobre el riesgo de brotes de enfermedades como diarrea, cólera, malaria y dengue, dado el deterioro de las condiciones sanitarias y la falta de servicios de salud tras el colapso de hospitales.
Con información de agencias.-