De acuerdo con el informe oficial del Vaticano, el papa Francisco sufrió un ictus cerebral con colapso cardíaco que le quitó la vida. Otras de las causas enumeradas en el informe fueron «accidente cerebrovascular, coma y colapso cardiocirculatorio irreversible».
Pero, ¿por qué el ictus cerebri resulta tan mortal para quien lo sufre?
En palabras de Oscar Adolfo Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Británico, en Argentina, el ictus (también conocido como accidente cerebrovascular o ACV), ocurre «cuando se interrumpe bruscamente el riego sanguíneo al cerebro (por un coágulo o una rotura de vaso)».
Tal interrupción de oxígeno daña rápidamente las células cerebrales y, dependiendo de su gravedad, puede conducir al coma, pues afecta áreas vitales del cerebro que se encargan de la conciencia. Si el daño es masivo y alcanza a las funciones ligadas al corazón, deriva en un colapso cardiocirculatorio irreversible.
En el caso del papa (de por sí, deteriorado desde hace tiempo por múltiples padecimientos), hubo una falla que condujo al ictus y dañó de manera crítica la función cardíaca (la que bombea sangre desde el corazón hacia todos los tejidos) hasta producirle la muerte.
Otras razones del ictus y cómo prevenirlo
De acuerdo con el neurocirujano Kemel Ghotme de la Fundación Santa Fe de Colombia, entre los factores de riesgo está la hipertensión arterial, la aterosclerosis y «la alteración de los lípidos en la sangre, conocido como dislipidemia».
Otros causantes, mencionadas por el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), pueden ser los altos niveles de colesterol, la diabetes, la obesidad, la presión arterial alta, la enfermedad de células falciformes y afecciones del corazón como defectos en las válvulas y la artereotopía coronaria.
Para prevenir, se aconseja llevar una vida saludable, prescindiendo de agentes potencialmente nocivos, como el alcohol y el tabaco. También, controlar los niveles de colesterol, hacer ejercicio regularmente y huir del sedentarismo que conduce a factores como la obesidad.
Mantener control sobre el estrés y la ansiedad también ayuda a prevenir el ictus.
Redacción – Andrés Amundaray (Pasante)
