Este domingo, el papa León XIV inició formalmente su pontificado en una ceremonia celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano.
En el evento, los cardenales Luis Antonio Tagle y Mario Zenari le impusieron los dos símbolos tradicionales del poder pontificio: el palio y el anillo del pescador, marcando el comienzo formal de su ministerio como sucesor del apóstol Pedro.
Estos elementos representan la autoridad y la misión pastoral del sumo pontífice y forman parte de una tradición que reafirma la continuidad del papado desde sus orígenes. Existe otro símbolo que también tiene una historia relacionada con esta ceremonia de entronización, pero ha quedado en desuso.
El palio
El palio es una estola blanca hecha de lana de dos corderos que fueron bendecidos por monjes trapenses. Esta prenda litúrgica está tejida por monjas benedictinas y decorada con seis cruces negras de seda.
Este elemento se coloca sobre los hombros y se sujeta con tres alfileres que representan los clavos de la cruz. Este símbolo representa la responsabilidad pastoral del papa, como pastor del rebaño de la Iglesia, y su unidad con la comunidad católica mundial. Este fue el primero de los símbolos que recibió León XIV.
El anillo del pescador
Luego le fue colocado el anillo del pescador, sortija de oro puro que lleva grabada la imagen de la barca de San Pedro, rodeada por el nombre del pontífice, en este caso ‘Leo XIV’ (en latín) y su escudo pontificio.
Este anillo simboliza el vínculo directo con San Pedro, el apóstol considerado el primer papa, y la continuidad apostólica del papado. Tradicionalmente, se usaba para sellar documentos oficiales firmados por el papa, aunque hoy su función es más simbólica. Al fallecer el sumo pontífice, el anillo se destruye para evitar su uso indebido y señalar el fin del pontificado.
Con información Agencias-.
