Trasladarse para trabajar y estudiar continúa siendo un desafío para los habitantes de las comunidades rurales San Jacinto y La Ceiba, de la parroquia Unare.
Las comunidades se encuentran entre los Km 87 y 90 de la autopista Simón Bolívar, que conecta Ciudad Bolívar con Puerto Ordaz.
La falta de unidades de transporte, el acceso al combustible y el poco flujo de dinero en efectivo imposibilita que tanto pasajeros como transportistas cumplan con sus deberes académicos y laborales.
Para Mariannis López, habitante de La Ceiba, es una constante incertidumbre para que sus hijos asistan al liceo.
“Hay que estar a una hora exacta de la parada, para no perder el transporte que entra a cubrir esa ruta. De lo contrario, toca hacer maromas para llegar a la ciudad”, cuenta.
Explico que las paradas no están acondicionadas para que los estudiantes y pasajeros puedan resguardarse de la lluvia o del sol mientras esperan el transporte.
Keiner Gutiérrez, cursante del segundo año de bachillerato, confía en que la dificultad para conseguir efectivo afecta sus estudios.
“Mis familiares son los que me ayudan. Y cuando no hay, no voy a clases. Pero los profesores me mandan las tareas a distancia y las hago”, explicó.
Con informacion Diario Primicia