Este 2025, la icónica Marilyn Monroe, nacida en 1926, habría cumplido 99 años. Aunque su vida terminó prematuramente, es fascinante imaginar cómo se vería hoy, si el tiempo hubiera seguido su curso natural en ella, combinando sus rasgos distintivos con las huellas del envejecimiento.
Si Marilyn estuviera viva, su rostro, que alguna vez fue un símbolo de la belleza juvenil, probablemente estaría marcado por arrugas suaves y profundas, especialmente alrededor de sus ojos y boca. Su expresión, sin duda, conservaría ese carisma inherente, quizás a través de una sonrisa tenue que aún evocaría la alegría y el magnetismo que la caracterizaron.
Su distintivo cabello rubio platino, que tantas veces la hizo brillar en pantalla, hoy podría ser más delgado, transformado en un elegante blanco o gris perla, aunque no sería de extrañar que, fiel a su estilo, aún lo tiñera y lo cuidara. Es probable que lo llevara peinado en suaves ondas, un eco de su glamour atemporal.
Sus ojos, que hipnotizaron a generaciones, seguirían siendo vivos, aunque con los párpados más caídos y una mirada que, si bien conservaría su típica melancolía y seducción, podría tener un tinte de nostalgia por los años vividos.
En cuanto a su figura, con la edad, probablemente sería más delgada o frágil, pero su innato sentido de la elegancia y el glamour no se desvanecería. Podríamos imaginarla vistiendo ropa sobria, pero siempre con esos toques distintivos que la hacían única: unos pendientes de perlas, o unos labios realzados con un sutil tinte rosado. Su voz, esa voz susurrada que la hacía tan reconocible, probablemente sería más suave y un poco más quebrada por el paso del tiempo.
Esta visión imaginaria nos permite reflexionar sobre la persistencia de la belleza y el carisma más allá de la juventud, y cómo algunas figuras, como Marilyn Monroe, siguen cautivando nuestra imaginación a través de las décadas.
Con información de agencias.-