En algunos mortales, los sentimientos de admiración y curiosidad se debilitan, por tanto, ven todo con indiferencia, aunque pueda persistir vestigios de añoranza en los mismos. Usted, que lee, experimenta nostalgia al no contemplar los cautivadores lotos del “Jardín Botánico del Orinoco”, que atraían su visión cuando deambulaban en sus áreas internas o hacía pausa en el exterior en las paradas del transporte público (av. Bolívar).
El loto fue considerado por los egipcios (2400 a.C.) un atributo del sol, pues en el interior de su flor nació la deidad solar Ra, por ello, sus pétalos se abren fulgentemente en el amanecer y en el ocaso se encubren. Zhou Dunyi (1017-1073), erudito chino confuciano en su poema el Amor del loto, escribe: “Amo al loto, porque surge del lodo y permanece inmaculado”.
En Job 40:21-22, se menciona debajo de los lotos, yace escondido Behemot, (animal misterioso, representación poderosa de la naturaleza y de la grandeza de Dios (criatura que pudiése haber sido un hipopótamo o cocodrilo).
Los budistas lo asocian con la pureza del alma y los hinduistas a su diosa Laksmi que descansa en sus flores. Diferentes culturas lo relacionan con: la armonía, belleza, felicidad, fertilidad, fortaleza, perfección, prosperidad y con la indomabilidad de la naturaleza.
Es originario de Asía y se ha naturalizado en regiones tropicales y subtropicales del mundo; encontrándose fósiles de el, con data de 100 millones de años.
Se le conoce como Nelumbo nucifera, el primer epíteto proviene del cíngales “nelum” (hoy Sri Lanka) para reconocerlo, y nucifera, del latín “nucifer”, portadora de nueces en alusión a sus frutos. Es hierba rizomatosa, acuática-palustre; hojas flotantes o emergentes, peltadas, orbiculares de 90 cms de diam, pecíolo de 1-2 m de long; las hojas son hidrofóbicas cerosas, por tanto, las gotas de agua se deslizan sobre la superficie foliar facilitando las funciones respiratorias y limpiándolas de la suciedad contentiva del agua; flores fragantes rosadas, blancas, de 30 cm de diam, que se yerguen sobre el agua, son capaces de generar calor por un proceso oxidativo (termogenésis), permitiéndoles mantener una temperatura interior a pesar de las variaciones ambientales, y una mayor emisión de aromas, factores que atraen a los insectos polinizadores, algunos no sólo obtienen polen, sino también un lugar cálido para descansar y aparearse en la noche; el fruto o núcula (nuez pequeña) se encuentra inserto en las fosetas de una estructura elipsoidal de apice plano y de 10 cm de diam, que se asemeja a la boca de una regadera; semillas ovoides, marrones de 20 mm long; muy longevas, permanecen viables durante años, el registro de germinación más arcaico data de 1300 años con semillas recuperadas en un lago seco de Ruyan, China.
El loto, loto de la India, loto sagrado, rosa del Nilo, entre otras denominaciones, desde miles de años ha tenido una importancia iconográfica (religiosa, política, social, cultural) así como en arquitectura, paisajismo, jardinería y floristería; sus principios bioactivos (alcaloides, flavonoides, taninos, aceites esenciales), más el contenido de almidón, fibra, glucósidos, enzimas, minerales y proteínas le han dado una gran potencialidad en la medicina y culinaria.
Por: Francisco Delascio Chitty
Opinión | El calor del loto
