La expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, comenzó este martes a cumplir la pena de seis años de prisión por cargos de corrupción, en una decisión judicial que marca un hito histórico en el país y se produce en un clima de intensa tensión política.
La exmandataria fue notificada por videollamada por el juez Jorge Gorini que su solicitud de prisión domiciliaria, presentada por su defensa, ha sido confirmada. En consecuencia, Fernández de Kirchner cumplirá su condena en su departamento del barrio de Constitución, en Buenos Aires, según lo informado por el diario La Nación.
Esta determinación judicial se contrapone directamente con el pedido de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, a cargo de la causa «Vialidad», quienes habían solicitado que la líder peronista cumpliera su sentencia en una cárcel común.
Este acontecimiento es de gran trascendencia, ya que representa la primera vez que un exmandatario argentino cumple una condena firme de prisión. La situación se agudiza en un momento de alta polarización en el país, con sectores que consideran que el fallo vulnera la democracia, mientras que otros lo interpretan como un acto de justicia.
El único antecedente de una detención de este tipo lo protagonizó el fallecido expresidente Carlos Menem, quien fue arrestado en junio de 2001 por tráfico de armas. Sin embargo, Menem solo cumplió prisión domiciliaria durante seis meses, y su condena no fue ratificada por la Corte, lo que le permitió seguir postulándose a cargos legislativos hasta su fallecimiento en 2021. A diferencia del caso de Menem, la condena de Fernández de Kirchner fue validada de manera sorpresiva por la Corte Suprema de Justicia el pasado martes.
Además, la detención de Fernández de Kirchner, de 72 años, cobra aún más relevancia al ser considerada la principal líder opositora al Gobierno de Javier Milei. Hasta la reciente decisión de la Corte Suprema, era la candidata a diputada más destacada en las próximas elecciones legislativas de Argentina.
Con información de agencias.-