En un movimiento sin precedentes en medio de la creciente tensión con Israel, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí, ha designado a tres posibles sucesores en caso de su fallecimiento en un ataque aéreo.
Según el medios, Jameneí, de 86 años, se encuentra refugiado en un búnker por razones de seguridad y ha instruido a la Asamblea de Expertos —el organismo clerical encargado de nombrar al líder supremo— para que actúe con rapidez y elija a su sucesor entre los tres clérigos que él mismo ha propuesto. La intención es asegurar una transición ordenada que preserve la estabilidad del régimen y su legado en plena crisis.
La sucesión en Irán es un proceso de suma importancia, ya que el líder supremo no solo es la máxima autoridad religiosa del país y del chiismo iraní, sino también el jefe supremo de las Fuerzas Armadas y la cabeza de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Su figura es el pilar central del sistema político-religioso de la República Islámica.
Este anuncio extraoficial se produce en un contexto de extrema tensión regional. El actual conflicto directo entre Israel e Irán, el más grave hasta la fecha, estalló la semana pasada tras una ofensiva israelí contra instalaciones militares y nucleares en suelo iraní. Desde entonces, ambos países han protagonizado varios intercambios de misiles y bombardeos.
En Washington, el presidente Donald Trump aseguró que en las próximas dos semanas decidirá si Estados Unidos se suma formalmente a los ataques lanzados por Israel, con el objetivo declarado de evitar que Irán desarrolle un arma nuclear. Por ahora, el gobierno estadounidense mantiene una posición de vigilancia, aunque cada vez más cercana a la acción militar directa.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha declarado públicamente que asesinar a Jameneí «pondría fin al conflicto». Por su parte, Trump, sin confirmar operaciones específicas, afirmó conocer el paradero del líder supremo iraní, aunque aclaró que «por ahora» no tiene intención de eliminarlo.
La posibilidad de un vacío de poder en Irán preocupa tanto a Teherán como a las potencias extranjeras. Una transición inesperada o caótica podría intensificar la inestabilidad regional, mientras que una sucesión controlada, como la que pretende Jameneí, buscaría mantener intacta la estructura de poder en el país.
Con información de agencias.-