Un equipo de científicos de la Universidad del Instituto Nacional de Ciencias Biológicas en Beijing, en colaboración con BGI-Research y el Laboratorio Clave de Biología Molecular para la Agricultura de Shaanxi, ha anunciado un descubrimiento que podría revolucionar la medicina regenerativa.
Los investigadores afirman haber identificado un «interruptor genético» capaz de reactivar la regeneración de tejidos, ofreciendo una nueva esperanza para la recuperación de lesiones en vertebrados.
El estudio, publicado recientemente, detalla cómo los científicos lograron regenerar tejido dañado en las orejas de ratones, un mamífero que, al igual que los humanos, no posee capacidades regenerativas naturales significativas.
La clave del hallazgo reside en la activación de ciertos «controles remotos» de ADN que se cree que se desactivaron evolutivamente en los mamíferos, limitando su capacidad de regeneración.
«Nuestro estudio identificó un interruptor genético involucrado en la evolución de la regeneración», afirmaron los investigadores. «Al activar este interruptor genético evolutivamente desactivado, pudimos reactivar la regeneración de la oreja del ratón».
La investigación destaca que algunas especies, como las salamandras y los peces teleósteos, poseen una capacidad de regeneración muy desarrollada, pudiendo regenerar extremidades e incluso lesiones en el sistema nervioso central. En contraste, los mamíferos exhiben una capacidad mucho más limitada.
Para demostrar estas diferencias, los científicos realizaron experimentos comparativos, creando orificios en el pabellón auricular de ratones y conejos. La oreja es una estructura compleja compuesta por piel, cartílago, músculos, nervios periféricos y vasos sanguíneos, lo que la convierte en un modelo ideal para estudiar la regeneración de tejidos múltiples.
Este avance pionero sugiere que la vía descubierta podría aplicarse a diferentes tipos de tejidos, abriendo nuevas avenidas en la medicina regenerativa para los vertebrados, incluyendo a los seres humanos. El descubrimiento podría sentar las bases para futuras terapias destinadas a restaurar tejidos y órganos dañados.
Con información de agencias.-