De niños uno de los más grandes anhelos que tenemos es ser grandes, poder hacer las cosas que hacen los adultos y sentir que somos quienes tenemos el poder de decidir, ir y venir cuando queramos.
Sin embargo, cuando somos grandes deseamos ser nuevamente niños. En ocasiones, cuando agobian las responsabilidades, solo queremos que la vida se resuma a ver televisión, jugar con los amigos, cumplir con las tareas del colegio y levantarse tarde.
Fueron muchos los sueños de niños: ser piloto, bombero, médico o astronauta; pero, la vida con su curso impredecible te condujo por otros senderos. Pasaron los días, los meses, los años, y un día decidiste parar a pensar si estás viviendo la realidad que soñaste o, simplemente, sigues adelante sin pensar si estás en el camino correcto, el que te hace feliz.
En su libro Factor X, el Dr. Camilo Cruz afirma que el “infierno es llegar al final de tus días y encontrarte cara a cara con la persona en la cual pudiste haberte convertido”. Una frase poderosa que invita a pensar si fuiste tan perseverante como para lograr tus sueños o no.
Niños y adultos: Los entrevistados
Tomando esa reflexión y en ocasión a la celebración del Día del Niño este domingo 20 de julio, decidimos entrevistar a un grupo de adultos y niños bolivarenses para conocer sobre sus sueños y su andar en la vida.
Planteamos dos interrogantes:
A los adultos: “Si te encontraras con tu ´yo niño´, ¿qué le dirías?”
A los niños: “Si te encontraras contigo, pero convertido en adulto, ¿qué le dirías?”
Te invitamos a leer el artículo completo y sumergirte en cada una de las interesantes respuestas que recibimos, muchas cargadas de sueños e ilusiones; otras profundas y llenas de consejos.
Así respondieron los niños
Iván (8 años): ¡Sería impresionante ver a un clon mío del futuro! Y cómo voy a estudiar para ser docente, futbolista y seguiré haciendo taekwondo, le diría a mi «yo adulto» que es a eso a lo que debe dedicarse porque, hasta ahora, es lo que me hace feliz. Los adultos que tengo alrededor son buena onda, tienen mucha edad, son grandes ya. Creo que seré así, como ellos, buena onda.
Fernanda (9 años): Quiero verte convertida en una bailarina profesional y cosechando éxitos en esa área y que te conviertas en representante de Venezuela como bailarina.
Luis (10 años): Le preguntaría si de adulto voy a ser doctor y si voy a poder viajar por muchos países y conocer lugares bonitos, sobre todo la playa.
Adrián (11 años): Le daría las gracias por quererme tanto. Me siento orgulloso de ti por ser beisbolista en las Grandes Ligas. ¡Soy famosoooooo!
Verónica (9 años): Que no trabaje tanto para que tenga tiempo de jugar y divertirse, que pasee mucho, coma helados y hamburguesas y no se preocupe mucho para que no esté triste.
Gael (7 años): Cuando sea grande quiero ser ingeniero como mi papá.
Esto dijeron los adultos
Driannibel: Que continuara hacia el futuro sin miedo, que sea más fuerte y que se enfoque en lograr sus metas.
Omaira: Que no pierda de vista sus sueños y que cuando decida tener una familia se asegure de siempre estar presente para sus hijos.
José Félix: Al niño José Félix le hablaría hasta que entienda que en la vida todo tiene su tiempo y su momento. Debe aprender a tener paciencia, saber esperar, tener calma. No te apresures porque esa prisa puede incidir en que cumplas o no tus sueños. Otro aspecto sería no dejar a un lado lo que es realmente importante.
María: Que una vez tome una decisión jamás se regrese, porque si hay algo cierto en esta vida es ese adagio que reza “chivo que se devuelve se esnuca”. Esa puede ser la diferencia entre sentirse libre o no en el futuro. No te dejes llevar por lo que los demás consideren es lo mejor para ti; sigue tu intuición, sigue tu corazón, y no te apegues a absolutamente a nada, ni a nadie. El desapego te hace feliz y te hace libre.
Andy: Por mi parte le diría que no desperdicie su vida, que estudie y que haga caso a sus padres y acepte sus consejos, que se aleje de todo amigo tóxico, que sea amable con la gente pero no tonto, que no vaya por la vida alardeando sus logros sino, que sus hechos demuestren la persona que es.
Que en vez de viciarse a cualquier videojuego que mejor se lea un buen libro para nutrir su cerebro y que aunque no lo parezca sus padres tienen sentimientos y que puede herirlos con palabras
Oliver: Que no haga nada que no desee hacer. No te rindas a las primeras de cambio; no te frustres si las cosas no te salen como las planeaste, la vida tiene una forma misteriosa de hacerte llegar las cosas. No te compares con nadie porque todos somos únicos, Dios nos dotó de dones y talentos, así que hay lugar para todos, y por último, nunca dejes de disfrutar la vida como niño.
Milagros: Que deje la prisa y el empeño por ser grande. Aprovechar cada instante con tus padres también es importante que lo tengas presente, ellos no serán eternos y cuando no estén vas a anhelar tanto haber podido estar más tiempo con ellos. Me hiciste recordar aquella canción que dice: “Tengo a veces deseos de ser nuevamente un chiquillo y en la hora que estoy afligido volverte a oír, de pedir que me abraces y lleves de vuelta a casa…”.
Reflexión final
Si algo tienen en común las respuestas de los niños entrevistados es su capacidad de soñar y esa inocencia que los hace únicos. Sueños que con perseverancia, ayuda de los padres y fe en Dios, podrán hacer realidad y convertirse en el mañana en los adultos con el que sueña hoy.
Los adultos, por su parte, nos invitan a estar en paz con nuestro niño interior para encontrar la felicidad y la plenitud en la adultez.
Como en aquella película protagonizada por Bruce Willis, «Mi encuentro conmigo», una historia que destaca la importancia de reconectar con la alegría, la inocencia y la creatividad que a menudo se pierden cuando crecemos. Y tú, ¿Si te encontraras con tu «yo niño», qué le dirías?.
Gledis Bonilla
Un encuentro con el niño de ayer y el adulto del mañana
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