En la calle La Esperanza, ubicada en la comunidad El Mereyal de la parroquia Catedral, los vecinos conviven desde hace cinco meses con aguas residuales desbordadas, que han convertido la zona en un foco constante de contaminación y malos olores.
Una de las más afectadas es la señora Josmely Guevara, quien vive al inicio de la calle, justo frente al lugar donde se concentra el problema. “Tenemos cinco meses en esta situación. Las aguas contaminadas se desbordan frente a mi casa y afectan a toda la comunidad”, expresó. Asegura que, pese a múltiples llamados a los entes competentes, no han recibido una respuesta efectiva. “Han venido, ven cómo está todo, prometen solucionar, pero no hacen nada. Incluso hemos denunciado el caso en la radio”, agregó.
El panorama se agrava al final de la misma calle, donde, según los vecinos, hay un hueco de gran tamaño causado por la ruptura de una tubería de aguas negras, un problema que data de hace más de 10 años. “Eso tiene años así. Vienen, toman fotos y se van. Hace tres semanas trajeron unos tubos, supuestamente de la Gobernación, pero aquí seguimos esperando”, relató Leonor López, habitante de la zona.
López, también manifestó su preocupación por el impacto en su entorno familiar. “Tengo una hija con autismo. Tengo que mantener la puerta cerrada todo el día por los malos olores, y también para evitar que se acerque al hueco. Antes eso se rebosaba de aguas cloacales; ahora ha cedido un poco, pero igual necesitamos que vengan a resolver esta situación”.
Otra residente, Gledis Vásquez, también exigió una pronta respuesta. “Trajeron unos tubos y dicen que están en proceso, pero necesitamos que actúen ya. Hay más de 50 familias afectadas por estos dos focos de aguas negras en la misma calle. Vivimos con plagas, malos olores y miedo de que esto se vuelva un problema de salud pública”.
La comunidad de El Mereyal, reitera el llamado a las autoridades locales y regionales para que intervengan de manera urgente y definitiva, y así poner fin a una problemática que lleva años afectando la calidad de vida de decenas de familias.
Yanitza Martínez



