Por: Francisco Delascio Chitty
En el patio interno de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Ciudad Bolívar, aún persiste cuál milagro, un árbol cuyos congéneres tristemente han sucumbido al maltrato y pulsión destructiva que padecen muchos de nuestros elementos arbóreos capitalinos. Se trata del “Chaparro de la India, Manzana de elefante, Dilenia, Coca, Hondapara”.
Especie originaria de la India y Malasia, cultivada en las regiones tropicales del Nuevo Mundo. Su designación es: Dillenia indica; el primer epíteto alude Johann Dillenius (1684-1747), primordial profesor de botánica de la Universidad de Oxford (Inglaterra); e indica, es palabra latina que señala la procedencia de la planta: la India. El nombre de “Manzana de elefante” hace referencia a la forma de su fruto, los cuales son muy apetecidos por los elefantes. La denominación de “chaparro” es por el parecido de sus hojas con la de los chaparros (Curatella).

Es un árbol o arbusto perennifolio, con sistema radical profundo. Tronco recto de 30 cm de diámetro, corteza castaña con marcas anulares. Copa frondosa. Hojas coriáceas, oblongas, verde brillante, nervadura paralela prominente. Flores fragantes, solitarias, 20 cms de diámetro, sépalo-amarillentos, pétalos carnosos, estambres numerosos, curvados, amarillos, brillantes, los pistilos (órganos sexuales femeninos, receptor del polen) blancos, línea- lanceolados, achatados y se disponen radialmente en el centro de la flor.
Fruto péndulo, seudobaya, verde-amarillento-marrón de 10 cms de diámetro, pulpa fibrosa con sabor agridulce o amargo-limón; semillas lacinadas o crestadas. Sus ramas se emplean como leña. La madera se usa en carpintería o construcción de viviendas. Entre los principios bioactivos de la planta están como elementos claves la betulina, lupeol y ácido botulínico. Los frutos presentan un alto contenido de vitamina C y se consumen crudos o cocinados, también bajo la preparación de mermeladas, jugos y salsas.
El mucilago del fruto se utiliza como champú para combatir la caspa. El jugo, lo toman en caso de fiebre y fatiga corporal. La decocción de la corteza y hojas se aplica como astringente en caso de úlceras y heridas. El extracto que se obtiene de la corteza se emplea directamente en caso de picaduras o mordeduras ponzoñosas. La decocción de la flor se toma para combatir la tos, disentería y parásitos intestinales.



