La papa es uno de los tubérculos más consumidos en el mundo, pero pocas veces se reconoce el valor nutricional que aporta.
Aunque suele relacionarse con preparaciones fritas, la papa por sí sola es un alimento lleno de vitaminas, minerales y fibra, especialmente cuando se consume cocida, al vapor o al horno. Su sabor suave y su versatilidad la convierten en un básico de la cocina diaria.
Una de las propiedades más destacadas de la papa es su contenido de vitamina C, un nutriente esencial que contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la absorción de hierro y favorecer la producción de colágeno.
Este beneficio se conserva mejor cuando se cocina con cáscara o con métodos que no impliquen fritura profunda. Consumir papa de forma equilibrada puede incrementar notablemente la ingesta de este antioxidante.
Además, su alto contenido de fibra (especialmente en la cáscara) ayuda a prolongar la sensación de saciedad. Esto contribuye a controlar el apetito, evitar antojos repentinos y apoyar una mejor digestión. Gracias a esta característica, la papa es un alimento ideal para quienes buscan mantener un peso estable sin renunciar a comidas completas y satisfactorias.
La papa también es una fuente natural de potasio, un mineral clave para regular la presión arterial, mejorar la función muscular y favorecer el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Asimismo, contiene vitaminas del complejo B, como la B6, que ayuda a la producción de energía y al buen funcionamiento del sistema nervioso.
Comer papa aporta gran cantidad de vitamina C y controla el apetito



