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jueves, septiembre 19, 2024

¿Volver a la Fotografía Analógica para Seguir Aprendiendo?

Vivimos en la era digital y ésta nos regala, cada vez, máquinas más complejas capaces de hacer más cosas por ellas mismas. Sin embargo, suele haber un momento en la vida de todo fotógrafo (sobre todo en la vida de aquellos que han nacido en la época de la fotografía digital) en la que se siente cierta nostalgia por los carretes fotográficos.

¿Cómo puede ser que, teniendo todas las facilidades que nos ofrecen las cámaras digitales, de vez en cuando aún optemos por realizar fotografías analógicas? ¿Por qué nos llama tanto la atención la fotografía analógica? ¿Qué es lo que puede hacer que la fotografía analógica renazca en este mundo dominado por lo digital? y sobre todo, ¿qué nos puede aportar de nuevo la manera tradicional de hacer fotografía?

Lo Analógico y la Esencia de la Fotografía

Disparar en analógico nos transporta, inevitablemente, a la esencia de la fotografía clásica. Así que hacer fotos en carrete hará que nos reencontremos con todas las cosas buenas que la fotografía digital ha ido borrando de nuestras mentes. Esto implica que, a la hora de tomar estas fotografías, nos fijemos más, mimemos más nuestras imágenes y terminemos planteándonoslas como algo único e irrepetible y que, por lo tanto, nos obliga a ser plenamente conscientes de lo que estamos haciendo y por qué. En la fotografía analógica no existe Photoshop que nos arregle nuestros descuidos con los parámetros de exposición o que nos ayude a mejorar la composición que no hemos podido (o sabido) hacer mejor.

Sí, es cierto que el retoque fotográfico se ha llevado a cabo desde el principio de la fotografía, así que, técnicamente, sí existe un tipo de “Photoshop” que nos ayudaría a mejorar nuestras imágenes analógicas. Pero, siendo sinceros, ¿cuántos de nosotros revelamos los carretes con nuestras propias manos? Y aun siendo así, ¿cuántos de nosotros conocemos las técnicas de retoque analógico? Seguro que más de uno conoce estas técnicas, pero la inmensa mayoría de fotógrafos, no. Así que, para esta mayoría de personas, la fotografía analógica es sinónimo de fotografía en crudo.

También es cierto que existe la posibilidad de imprimir nuestras fotografías digitales, pero ¿imprimimos todas las imágenes que tomamos con nuestras cámaras digitales? De vez en cuando puede que sí, imprimamos alguna fotografía concreta, pero la mayoría de imágenes que generamos quedan perdidas en discos duros. Mientras que una fotografía en papel durará para siempre (si está bien conservada, evidentemente), ¿quién nos asegura que, de aquí a unos años, los ordenadores seguirán leyendo los archivos .jpg?

 

La Curiosidad Fotografió al Gato

Sobre todo para aquellos que nacimos en plena era digital, la fotografía analógica presenta una serie de características que pueden llamarnos la atención lo suficiente como para atrevernos a sumergirnos en este mundo y experimentar, por simple curiosidad, para ver cómo es esta manera distinta de hacer fotografía. ¿Qué características tiene la fotografía analógica que pueda provocarnos la curiosidad necesaria como para salir a comprar un par de carretes?

  • El grano. Tan distinto del ruido que se consigue con la fotografía digital. La película fotográfica es una emulsión de haluro de plata (para el blanco y negro) y de haluro de plata con distintos colorantes fotorreactivos (para el color), todo ello suspendido en una película plástica. Los granos que componen esta mezcla de sales pueden tener distintos tamaños: cuánto más sensible sea la película que estamos utilizando, más grandes serán los granos. O sea, más visible será el grano de nuestra fotografía. Si hablamos de los sensores de nuestras cámaras digitales, cuando aumentamos la sensibilidad de éstos, lo único que hace la máquina es amplificar el valor de luz que cada píxel del sensor recibe. Esto significa que el ruido digital siempre está presente en nuestras fotografías, pero cuando aumentamos la sensibilidad ISO, éste se amplifica y por lo tanto, se vuelve más visible. Sea como sea, el resultado final no es el mismo si hablamos de grano que si hablamos de ruido, así que experimentar con ambos puede ser una buena excusa para probar la fotografía analógica y ver en qué se diferencia de la digital.

  • Los formatos. En el mercado de las cámaras analógicas existe una gran variedad de formatos, según si se utiliza negativo de 35mm, de medio formato (120mm), de gran formato… Algunos de estos formatos pueden llegar a ser muy caros(tanto las cámaras que los usan como las películas fotográficas en sí) y por lo tanto, será difícil acceder a ellas para probar y experimentar. Sin embargo, acostumbrados como estamos a hacer fotografía siempre en digital, adentrarnos, por poco que podamos, en el mundo de los formatos analógicos, también nos puede dar un empujón creativo que haga que probar la fotografía analógica valga la pena.
  • El alto rango dinámico de los negativos. Las películas venían teniendo un rango dinámico mayor que los sensores de las cámaras digitales. Eso significa que, literalmente, las imágenes tomadas en uno u otro sistema, saldrán diferentes porque captarán las luces de manera distinta. Puede ser interesante probarlo, ¿no?
  • La resolución. Aunque no acostumbramos, por norma, a hacer grandes ampliaciones de las fotografías que tomamos, cuando compramos una cámara digital sí nos preocupamos de mirar cuántos megapíxeles nos puede ofrecer. Una fotografía tomada con una cámara analógica de 35mm podría llegar a equipararse con una fotografía digital tomada con una cámara de unos 30 megapíxeles. Esto significa que las ampliaciones que podemos hacer de una foto tomada en analógico, pueden llegar a ser mucho mejores que las realizadas con fotografías tomadas con las cámaras que solemos tener por casa.

Como dijo Albert Einstein: si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Así que si llevas ya un tiempo haciendo fotografía digital, cambiar momentáneamente los píxeles por los negativos puede ayudarte a vivir la fotografía de otra manera y esto te puede llevar a tener un nuevo empuje creativo, a tener ganas de hacer fotos distintas, de experimentar.

El Precio de la Fotografía Analógica: Barata y Cara al Mismo Tiempo

Cuando empiezas a buscar el equipo adecuado para dar rienda suelta a tu creatividad en la fotografía analógica, lo primero con lo que te sorprendes es en lo baratas que suelen ser estas cámaras. Especialmente si se compran en mercados de segunda mano o en Internet. Y la verdad es que hay verdaderas joyas fotográficas que, por ser muy antiguas, por estar en desuso o, simplemente, por desconocimiento del vendedor, tienen precios irrisorios. Esto significa que, con muy poca inversión económica, podemos hacernos con un muy buen equipo de fotografía analógica.

Además, si tenemos buen ojo a la hora de escoger, podremos aprovechar algunas de las cosas que compremos como analógicas para nuestro equipo digital y viceversa. Este es el caso, por ejemplo, de algunas cámaras Nikon, que utilizan la misma bayoneta para los objetivos tanto si son digitales como si son analógicos, así que se puede dar el caso de que podamos intercambiar y aprovechar lo que ya teníamos o ampliar nuestro equipo digital (que, en el fondo, es el que más vamos a usar) sin necesidad de gastar mucho dinero.

De todas maneras, cuando decidimos que queremos adquirir una cámara analógica, deberemos analizar qué tipo de cámara queremos pues no todas sirven para todo: existen las Toy Cameras (las cámaras “de juguete”) como podrían ser las cámaras lomográficas, aquellas que son para conseguir fotografías originales, creativas y divertidas sin importar, en el fondo, la calidad técnica de estas.

Si lo que queremos es profundizar en el arte de la fotografía mediante la fotografía analógica, este tipo de cámaras quizás no nos ayude mucho pues acostumbran a ser automáticas (muchas de ellas vienen con una velocidad de obturación y apertura de diafragma determinado y fijo). Para este propósito, deberíamos buscar alguna cámara que nos permita modificar sus parámetros, como la mayoría de réflex analógicas.

Sin embargo, la fotografía analógica también tiene sus contras: el principal es que, mientras que hacerse con un equipo fotográfico analógico es relativamente barato, conseguir las fotografías que tomemos con él será bastante caro (especialmente si lo comparamos con la fotografía digital, en la que el coste por disparo es casi inexistente) pues deberemos comprar el carrete y posteriormente, llevarlo a revelar (o revelarlo nosotros mismos).

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¿Es la Fotografía Analógica la Panacea?

Después de todo lo dicho, puede parecer que mi opinión personal es que la fotografía analógica es la cura de todos los males fotográficos. En absoluto: la fotografía digital nos ha dado muchísima libertad a la hora de experimentar, aprender y conocer nuestro equipo fotográfico. Sin embargo, esta misma libertad que nos ha ayudado en unas cosas, nos ha regalado unos vicios que pueden hacer que no disfrutemos de nuestra pasión por la fotografía como podría ser, por ejemplo, el disparo compulsivo que hará que tomemos 50 fotos para conseguir una sola imagen.

Volver a la fotografía analógica (aunque nunca hayamos estado realmente en ella) nos ayudará a vivir este arte de una manera distinta, de una manera más pausada, con más calma. Observando bien antes de hacer la foto, en el momento de hacer clic y después, al ver los resultados conseguidos. Así, con el tiempo, aprenderemos a fotografiar y no a tirar fotografías. Quizás volver a la fotografía analógica sea sólo una excusa para retomar una relación con la fotografía que, poco a poco, se ha ido deteriorando.

¿Y Tú?

¿Qué tipo de relación tienes con la fotografía? ¿Te has aventurado en la fotografía analógica alguna vez? ¿Empezaste, quizás, con la fotografía analógica y has terminado disparando en digital? Si es así… ¿qué echas de menos de la fotografía analógica? ¡Cuéntanos tu historia!

 

 

Tomado de:

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