“A 20 millas, 3.500 pies”, reportó por última vez el piloto del MI17V5 a la torre de control. Horas después se inició la mayor búsqueda aeronáutica realizada en la historia de Venezuela, la “Operación Esperanza”.
Cuando Margarita supo que estaba embarazada, corrió hacia el aeropuerto para contarle a Guillermo que serían padres y apenas si tuvo tiempo de darle la noticia antes de que él subiera al helicóptero para internarse en la selva en la víspera del año nuevo.
La torre de control recibió el mensaje del despegue de MI17V5 EV0796 con destino a la base militar de La Esmeralda, en el Alto Orinoco, corazón del Amazonas venezolano, con 13 personas abordo, entre ellas Guillermo, era el 30 de diciembre de 2016, el último día que Margarita lo vio.
Los cuatro miembros de la tripulación militar debieron volver el mismo día, los otros cinco militares abordo cumplirían una misión de relevo unos en la estación “Coyoguaiteri” y otros en la Base de Seguridad “Cerro Delgado Chalbaud” y cuatro miembros de una familia indígena aprovecharon el viaje para volver a casa.
Dos horas después del despegue, la pista enclavada en la selva amazónica en la que debió aterrizar seguía vacía.
Tras 67 días de la desaparición del MI17V5 los investigadores no saben qué pasó con la aeronave de la Fuerza Armada de Venezuela (FANB), salvo que despegó a las 07.45 hora local.
En Lau-Lau, un asentamiento indígena del Amazonas muy próximo a donde debió aterrizar el helicóptero, un hombre yekuana dice recordar esa mañana el ruido del helicóptero, una explosión y una columna de humo en el horizonte entre los cerros Ventana y Piapoco.
Un niño del mismo poblado apunta su dedo al mismo lugar, que señalan varios indígenas adultos, y que está marcado en los mapas de la Operación Esperanza.
“Hay muchas hipótesis, pero técnicamente estamos buscando en el lugar donde tenemos que buscar”, dice el mayor general Carlos Leal Tellería, jefe militar de la región amazónica, bajo cuyo mando partió el MI17V5.
Las aeronaves tienen un equipo de radio impacto que envía una señal de su ubicación en caso de un siniestro, sin embargo esto no ocurrió con este aparato.
Esto pudo ocurrir por varias razones, por ejemplo por una avería del equipo, por problemas en la conexión satelital o porque la aeronave haya impactado con el agua.
El Amazonas es una basta zona compuesta por selva megatérmica, montañas y Tepuyes, con una espesa vegetación que impide casi por completo avistar el suelo desde el aire.
La superficie total de búsqueda es de 9.000 kilómetros cuadrados, una extensión que equivale a cinco estados de Venezuela, o al territorio completo de Chipre.
Se han desplegado más de 30 aeronaves que han realizado 460 misiones aéreas, 1.336,8 horas de vuelo y nueve embarcaciones.
Un equipo especial de escaneo territorial por láser y fotogrametría ha explorado 488,8 kilómetros cuadrados y un equipo de drones ha cubierto un área de 291,4, explica el general José Novo Costoya, comandante de la Aviación del Ejército.
Hasta el momento se ha recorrido una superficie total de 10.796,64 kilómetros cuadrados.
Cuando Boris Domínguez, un oficial del SAR desde hace 35 años, escucha la pregunta de por qué se mantiene la búsqueda pese a no tener resultados da una respuesta técnica y otra humana.
La humana es pensar en Margarita; en Cruz, la madre del piloto que llama cada día a los generales pidiendo: “dígame que me tiene buenas noticias”, y que ha escuchado 67 veces: “hoy lamentablemente no, pero mañana seguiremos la búsqueda”.
Pensar en Benilda, la india de la etnia baniwa hija de Raiza y Humberto, hermana de Stefano y tía de Raibiles, la familia indígena que tomó el vuelo para llegar antes a casa; y en las otras historias que esperan que “hoy sí”.
La planificación de la búsqueda se ha hecho sobre tres hipótesis: que el MI17V5 haya chocado contra una montaña debido a las condiciones del tiempo; que comenzara a descender e impactase contra los árboles; o que el piloto se desorientase y el helicóptero cayese al río.
La prensa ha divulgado una cuarta hipótesis extraoficial que sugiere que la aeronave logró aterrizar en algún punto y que grupos irregulares de la zona fronteriza la tienen retenida.
Es una suposición que los investigadores no descartan por completo pero que consideran improbable y que solo siembra zozobra entre los familiares.
Indira Guerrero/EFE
Con información de: Lapatilla.com