Con goles de Mané, Coutinho y Origi el equipo de Klopp ganó el derbi al Everton
Klopp es especialista en grandes tardes. En partidos en los que la tensión y la rivalidad superan a cualquier orden o lógica. En ese ecosistema se mueve firme y ágil el técnico alemán… y su Liverpool. Un derbi envuelve todos estos ingredientes y en Anfield el menú sólo podría alumbrar un triunfo ‘red’. Liverpool es hoy un poco más roja tras el triunfo (3-1) del ‘Pool’ que le consolida en la zona Champions y manda al diván a sus vecinos. El Everton acumula ya 14 partidos (13 de Ligas) sin ganar a su rival de Merseyside. Siete años de sinsabores que con la llegada de Klopp se han recrudecido. Este curso han triunfado en Goodison Park (0-1) y en casa (3-1). Una pesadilla para los ‘toffees’.
Desde 1999 no gana en Anfield el Everton. Siempre están a un paso de acercarse a la cima… pero les falta un empujón. Los colosos de la Premier son demasiado poderosos para el conjunto de Koeman. Todo lo contrario que para Klopp y sus chicos, que cuando se cruzan con uno de los diez primeros no fallan. Ya son 15 partidos (33 puntos, 10 victorias y tres empates) esta campaña sin derrotas ante los mejores. Otra cosa es desafiar a los que se juegan su supervivencia.
Contagiado por la atmósfera y por el habitual fuego que irradian en los días señalados, el Liverpool se comió al Everton. Como es habitual en los derbis de Merseyside, se dieron palos y hubo entradas duras. Una tras otra. Un pisotón de Williams a Can, otro de Barkley a Lovren, un golpe en la rodilla de Can… Las tarjetas rojas son casi tradición en este duelo (21 en la ‘Era Premier’) aunque en esta ocasión no aparecieron. El Liverpool golpeó primero. Sin dejar tiempo para colocarse a los ‘toffees’. Mané hipnotizó rivales y se sacó un tiro que pilló a contratiempo a Joel. Con tres centrales, el Everton fue más vulnerable. Ni mordió ni blindó su muro.
El extremo senegalés ha participado en 18 goles (13 tantos y cinco asistencias) en esta Premier. Es un peligro constante y una tortura para el Everton, al que ha marcado en los dos derbis de esta campaña. El máximo activo de un Liverpool que parece que le echará de menos. Su rodilla izquierda se clavó y se dobló de forma antinatural en un lance con Baines. Escalofriante. No pudo continuar. Un gran contratiempo para Klopp.
El Liverpool estaba concentrado e intenso pero tuvo un desliz. Sólo dejó un resquicio en un córner y lo aprovechó Pennington. En su primer derbi, el joven defensa se estrenó después de que Jagielka y Williams tocaran el balón en el área. Puso el empate en un lance aislado. Un espejismo.
A los 177 segundos del empate, Coutinho se inventó un golazo. Cogió el balón, rompió a Gueye, mareó a Pennington y se sacó una rosca medida a la izquierda de Joel. Una obra de arte. Una aparición fulgurante. De sus botas también nació el 3-1 después de dejar rivales atrás y filtrar un balón que Origi mandó al fondo de la red. El mediapunta brasileño acumula siete goles y seis asistencias en Premier. Debe ser el líder ‘red’.
El Everton intentó apretar pero apenas inquietó a Mignolet. Lukaku ni apareció. El Liverpool ya tenía la ciudad a sus pies. Otra vez. Con Klopp, los derbis siguen siendo un monopolio rojo. El ex del Dortmund es el primer técnico que gana sus tres primeros duelos al Everton. Está en su salsa.
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