En plena temporada de sequía, cuando el vital líquido se hace más escaso o el servicio de agua por tubería se vuelve irregular, aparece a la vista de transeúntes y residentes del Casco Histórico, el Jardín Botánico del Orinoco inundado hasta su área de estacionamiento.
“Pero lejos de tratarse de una eventual fuga o ruptura de alguna tubería, la inundación es por aguas putrefactas, lo que genera una mayor preocupación para los habitantes del sector La Alameda y público en general que tenga que transitar por la zona”, advierte Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV).
Para el ecologista, la falta de atención a estas contingencias, conlleva a una peligrosa amenaza a la salud pública. Prensa CIEV