Fue acabar el partido y Neymar venirse abajo, llorando desconsolodamente, tapándose la cara para no ser visto, con sus compañeros intentando calmarle. El 11 se tiró al césped con el pitido final y no dejó de llorar hasta que se metió en el vestuario.
Neymar fue de nuevo de los más activos del equipo, pero sin el acierto que tuvo contra el PSG. El K.O. de la Champions resta un año para reinar en Europa a la MSN y pone mucho más difícil el Balón de Oro para un Ney que además no podrá jugar el domingo en el Bernabéu por sanción.