Moon jae-in promete «reformar» a los grandes conglomerados que dominan la economía del país y están acusados de prácticas corruptas.
El primer fabricante mundial de teléfonos móviles Samsung y los otros grandes conglomerados de Corea del Sur están en la mira del nuevo presidente Moon Jae-In. Y éste podría lograr las reformas que otros intentaron sin éxito, según los analistas.
La cuarta economía de Asia está dominada por algunos «chaebols», tentaculares imperios familiares. Grupos como Samsung o Hyundai desempeñaron un papel crucial en el «milagro» económico de los años 1960 y 1970 que cambió radicalmente a un país devastado por la guerra.
Estos gigantes emplean a muchos trabajadores. Por ejemplo, Samsung está presente en la moda, administra hoteles y un parque de atracciones, además de producir smartphones, microchips y televisores. Representa un 25% del Producto Interior Bruto del país.
Estos grupos han adquirido gran influencia política, tienen una posición dominante y sus familias dirigentes son acusadas de librarse a prácticas corruptas.
Estas malsanas complicidades entre élites política y económica han quedado reveladas por el escándalo de corrupción que provocó la caída de la presidente conservadora Park Geung-Hye.
El nuevo presidente Moon quiere presionar a los cuatro grandes, Samsung, Hyundai, SK y LG. «Tomaré la iniciativa para reformar a los conglomerados», dijo el miércoles, durante su investidura. Pero no es la primera vez que el poder promete cambios, hasta ahora sin resultados.
Ahora, sin embargo, es tal la cólera de la opinión –que ya forzó la salida de la presidenta Park- que esta vez hay más posibilidades de que se aplique la reforma de los «chaebols».
Esa posibilidad «se ha reforzado», opina Gareth Leather, analista de Capital Economics.
El término «chaebol» procede de la combinación de dos caracteres que significan «riqueza» y «clan».
Muchas familias solo tienen una pequeña parte de su compañía, pero las controlan gracias a complejas estructuras de participaciones cruzadas, y a los rápidos ascensos en la empresa que benefician a los miembros del clan.
Entre los protagonistas del escándalo Park figura el heredero del imperio Samsung, Lee Jae-Yong, juzgado por haber pagado sobornos a cambio de favores gubernamentales.
Moon ha prometido inyectar transparencia en la gobernanza de la empresas, para luchar así contra las estirpes dinásticas.
Esposas. El vicepresidente de Samsung, Lee Jae-yong, en el Tribunal Central de Seúl, este miércoles, para responder un caso de supuestos sobornos
Una propuesta sobre el voto acumulativo de los accionistas en las elecciones de los consejos de administración facilitaría la entrada de ‘outsiders’. Ello reforzaría «la independencia y la responsabilidad de los consejos de administración», afirma C.W. Chung, analista de Nomura Securities.
La centroizquierda controla la presidencia pero también la Asamblea nacional por lo que las posibilidades de que pase la reforma «son mayores que nunca», añade.
Construcción. Un buque en construcción, en el conglomerado de Hyundai en Ulsan, Corea del Sur. /BLOOMBERG
Moon quiere también limitar la cantidad de indultos presidenciales que se otorgan a los grandes capitanes de la industria.
Según él, «las familias de los chaebols están en el centro de muchos delitos de cuello blanco, como el fraude fiscal, las cajas negras y la evasión fiscal».
Los directivos culpables de delitos financieros se han beneficiado a menudo de suspensión de penas, ya que los tribunales temen los riesgos económicos a que expondrían castigos más severos.
El presidente de Samsung Lee Kun-Hee, culpable de evasión fiscal y abuso de bienes sociales, logró dos veces un indulto presidencial.
Sin embargo, tan grande es el poder de los chaebols que muchos siguen siendo escépticos antes estas medidas.
Todo lo que puede dañar a los chaebols también daña a sus empleados y a la economía en general, advierte por su parte Robert Kelly, de la Universidad nacional de Pusan.
Los chaebols están «profundamente enraizados en el sistema», siguen siendo admirados y para muchos es un «prestigio» trabajar en ellos, con lo que están «inmunizados contra la acción gubernamental», agrega.
«Los Posco, Samsung o LG, no solo son empresas. Son vistos como campeones nacionales», explica.
Tras jurar como nuevo jefe de Estado de Corea del Sur, el miércoles, un día después de su victoria en las elecciones anticipadas por la destitución de Park, Moon se refirió al conflicto con el régimen de Norcorea y prometió afrontar los actuales «desafíos para la seguridad» de su país y dedicar todos sus esfuerzos a traer la paz a la península de Corea.
En vista de la tensa situación en la región, el nuevo presidente surcoreano, un político liberal de izquierda, también anunció, sin precisar fechas, que, de ser necesario, viajará a Washington, además de realizar visitas a Beijing y Tokio.