Mexicanos reclamaron este martes, justicia a las autoridades por el asesinato del periodista Javier Valdez y otros reporteros cuyos homicidios han quedado impunes, en un ambiente de indignación general. Valdez, de 50 años, fue acribillado el lunes en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa (noroeste), cerca de las oficinas de Ríodoce, el semanario que fundó en 2003. Desde hace más de una década era colaborador de la AFP y corresponsal del diario La Jornada.
A lo largo de su carrera se convirtió en uno de los mejores cronistas de narcotráfico y crimen organizado, temas sobre los que publicó varios libros y que le valieron premios internacionales., destacó AFP.
La muerte de Valdez reabrió una herida que nunca se ha cerrado en México; la tragedia de ver cómo las voces de comunicadores que narran los problemas del país se silencian con las balas.
Desde 2000 han sido asesinados más de 100 periodistas, de los cuales 11 en 2016, una cifra récord. Este año suman ya cinco reporteros asesinados, además de un escritor que mantenía un programa de poesía en la radio.
Nos están matando
«Matar sin piedad, con impunidad ¿hasta cuándo», se preguntó Ríodoce. «Impunidad asesina», tituló La Jornada su editorial. «Matar a un periodista, a una mujer, a un defensor de los derechos humanos (…) se ha vuelto una actividad de muy bajo riesgo» porque «la determinación de hacer justicia es meramente declarativa», afirmó el diario.
El gremio de periodistas se movilizó con manifestaciones y la iniciativa de #UnDíaSinPeriodismo, a la que algunos medios se acogieron. En el Ángel de la Independencia, emblemático monumento de la capital mexicana, pintaron las palabras «Nos están matando» y denunciaron que «la situación de vulnerabilidad de la prensa es insostenible».
«Cada periodista asesinado es una voz que se silencia y nos daña a todos», afirmaron. A final de la tarde se realizará un homenaje a Valdez frente a la sede de la Secretaría de Gobernación. En Sinaloa, algunos diarios no publicaron su edición del martes y otros dejaron de actualizar su versión digital. Además, están previstas varias marchas en repudio del homicidio. Las redes sociales hervían con las etiquetas #NiUnoMás, #NosEstánMatando y #NoseMatalaVerdadMatandoPeriodistas.
Presión
El asesinato de Valdez redobló la presión sobre el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto para encontrar y juzgar a los responsables de las muertes de reporteros.
El mandatario aseguró el lunes haber ordenado «la investigación de este indignante crimen», pero las organizaciones de defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión reprochan que más del 90% de estos homicidios permanecen impunes en México, el tercer país más peligroso por los comunicadores.
El director para América Latina de Reporteros Sin Fronteras, Emmanuel Colombié, afirmó que «esta oleada de violencia pone en evidencia el estado de emergencia en que se encuentran los periodistas mexicanos» y reiteró que «el gobierno mexicano debe actuar de manera proporcional a la gravedad de la situación y reforzar cuanto antes los mecanismos de protección de periodistas».
La directora en México de la ONG Artículo 19, Ana Cristina Ruelas, señaló de su lado que «el Estado no es capaz de investigar diligentemente estos asesinatos y esto es un aliciente para que sigan matando periodistas».
Amnistía Internacional, de su lado, reclamó que «este crimen, como los demás, debe investigarse de manera independiente e imparcial y todos aquellos sobre quienes pese la sospecha de ser responsables deben comparecer ante la justicia». Además, acusó a las autoridades de «hacer caso omiso» a los asesinatos.
La AFP, a través de su directora de la información Michele Leridon, también pidió al gobierno «esclarecer este cobarde asesinato».
«Es peligroso estar vivo»
Valdez, de 50 años y padre de familia, dedicó gran parte de sus casi tres décadas de carrera a investigar las actividades de los cárteles, en especial el de Sinaloa, liderado hasta hace poco por el sanguinario Joaquín «El Chapo» Guzman. Siempre fue consciente del peligro que corría, pero nada le detuvo. Llegó a decir que en Culiacán «es peligroso estar vivo» y que «hacer periodismo es caminar sobre una línea marcada por los malos que están en el narcotráfico». También declaró que «ser periodista es como formar parte de una lista negra. Ellos van a decidir, aunque tú tengas blindaje y escoltas, el día en que te van a matar».
Su hermano Rafael Valdez señaló que el reportero no le comentó que estuviera investigando algo que le pusiera en riesgo, ni que hubiera recibido amenazadas. «Era muy reservado en cuestión de su trabajo, nunca comentaba nada para no inmiscuir a nadie», dijo.
Con información de Eluniversal.com