Los científicos intentan explicar el origen evolutivo de esta extraña característica anatómica, que solo lucimos los ‘Homo sapiens’.
Es un hecho llamativo: somos el único animal con mentón a excepción de los elefantes, si bien la estructura en estos es diferente. Y no está claro ni por qué lo tenemos ni para qué sirve, si es que tiene alguna utilidad. Ni siquiera los neandertales, la especie del género Homo que convivió con la nuestra hasta hace unos 28.000 años, contaban con esa protuberancia bajo la boca; como les sucede a otros homínidos, tenían la mandíbula inferior inclinada hacia dentro. De hecho, es una de las características clave para distinguirlos de nuestra estirpe cuando los paleontólogos se topan con restos fósiles.
El hecho de que sea algo tan exclusivo genera un gran interés entre los expertos en evolución. Varias hipótesis explicativas conviven con más o menos fuerza sin que, en la mayoría de los casos, sean necesariamente excluyentes. Sobre todo, se manejan tres: que se trate de un atributo sexual, que surgiera para ayudar a la masticación o que tenga que ver con la facultad de hablar.
Lo que comparten estas teorías es que, de ser ciertas, ninguna –ni por separado ni combinadas– parece explicar al completo por qué el saliente de nuestra quijada está ahí. Sobre lo que sí hay acuerdo es cómo fue surgiendo a lo largo del tiempo. Según explica Antonio Rosas, doctor de Paleobiología del CSIC y experto en esa parte de la anatomía: «La evolución ha reducido la arcada alveolar [el hueso sobre el que descansa la raíz de los dientes]. Nuestra dentadura se ha hecho cada vez más pequeña, sobre todo las muelas, así que ha terminado por reducir dicho componente alveolar de la mandíbula. Así, como consecuencia pasiva, sobresale la parte inferior».
Pero esto no lo resuelve todo. Porque al analizar el mentón se ha comprobado que también se forma por la osificación de unos cartílagos de la mandíbula llamados ossicula mentalia. Es decir, no solo hay una retracción de los dientes y el resto de la cara, sino que la barbilla por sí misma crece hacia delante. Y eso es lo que trae de cabeza a los investigadores.
Foto: Niña con recreación de neandertal en el Neanderthal Museum de Alemania.
Puedes leer íntegramente el artículo La barbilla, un misterio prominente, escrito por Pablo Hernández, en el número 432 de Muy Interesante.
Si quieres conseguir este ejemplar, solicítalo a suscripciones@gyj.es o descárgatelo a través de la aplicación de iPad en la App Store. También puedes comprarlo a través de Zinio o de Kiosko y Más.
Y si deseas recibir cada mes la revista Muy Interesante en tu buzón, entra en nuestro espacio de Suscripciones.