El presidente de Brasil, Michel Temer, afronta esta semana (del 6 al 8 de junio) un juicio por presuntos delitos electorales que podría anular su mandato en medio de la grave crisis institucional en el país suramericano.
Una sentencia contra Temer por haberse beneficiado supuestamente de financiación ilegal en 2014 (entonces como candidato a vicepresidente de la expresidenta Dilma Rousseff) es aún incierta. En Brasil, sin embargo, se habla desde hace semanas sobre posibles candidatos a reemplazarlo. El presidente está siendo investigado por acusaciones de que participó en una trama de sobornos, señaló DPA.
Llegado el caso el sucesor para completar el mandato original de Rousseff hasta diciembre de 2018 debería ser elegido 30 días tras la dimisión o destitución de Temer, en una elección interna en el Parlamento.
Éstos son algunos de los nombres barajados:
Taso Jereisatti: El nombre del actual líder interino del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), uno de los tres grandes partidos del país, suena como el de un candidato de consenso. El político de 68 años sería un garante de la continuidad de las reformas económicas iniciadas por Temer, una de las grandes preocupaciones del sector industrial y de los partidos que llevan la voz cantante en el Congreso. No está hasta ahora acusado de corrupción, como gran parte de la clase política. Su protagonismo al organizar una posible sucesión, sin embargo, irritó a varios grupos en el Parlamento.
Henrique Meirelles: El actual ministro de Finanzas cuenta con la simpatía de las élites económicas, que lo ven como un adalid de las reformas. El exbanquero de 71 años y ex presidente del Banco Central de Brasil tendría el apoyo del Parlamento para gobernar. En su contra está el temor de que pueda ser en algún momento blanco de investigaciones de la operación anticorrupción Lava Jato, como veterano de la cuestionada élite política.
Rodrigo Maia: El presidente de la Cámara de Diputados ejercería de jefe de Estado interino hasta que se determine al sucesor de Temer, una elección a la que puede optar él mismo. Tendría amplio respaldo en el Congreso y como defensor de Temer también el aval de su partido, el conservador PMDB, muy influyente en la Cámara. Muchos sectores del país, sin embargo, verían con malos ojos la elección del político de 46 años del partido de derecha Democratas (DEM) porque está siendo investigado por Lava Jato.
Cármen Lúcia: La presidenta del Supremo Tribunal Federal (STF) tiene una buena imagen en varios sectores de la sociedad civil. Su elección sería celebrada como un paso para intentar restituir la imagen del cargo y como señal de regeneración en plena crisis institucional. La abogada de 63 años tiene pocos vínculos con la política tradicional. Debido a eso, por otro lado, podría carecer de los apoyos necesarios en el Congreso para una eventual elección.
Nelson Jobim: El nombre del compañero de partido de Temer se escucha también a menudo. Ex juez del Supremo, actual diputado y ex ministro de Justicia y Defensa, Jobim es visto por muchos como el candidato idóneo por sus posibilidades para aunar apoyos transversales y por su relación con la Justicia. Jobim, de 71 años, fue ministro de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), y también del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, del PSDB. Su problema: también está siendo investigado por Lava Jato.
Fernando Henrique Cardoso: El ex presidente es a sus 85 años una figura respetada en el país. Se lo ve como garante del proceso de reformas, ya que a su gestión (1995-2002) se le atribuye haber sentado las bases para el despegue económico brasileño a comienzos de siglo. Podrían faltarle sin embargo apoyos en el Congreso, ya que lleva tiempo fuera de la política activa. Además, también afronta investigaciones por «Lava Jato».
Joaquim Barbosa: La elección del ex juez del Supremo y ex fiscal general como primer presidente negro sería una pequeña sensación. Barbosa, de 62 años, goza de buena imagen como luchador contra la corrupción tras conducir investigaciones implacables sobre todo contra el PT en la década pasada, por el escándalo por la compra de votos en el Parlamento conocido como «Mensalao». Ya retirado, Barbosa sigue siendo un crítico tenaz de la corrupción política. Eso, a su vez, haría difícil que obtenga suficientes apoyos en el Congreso.
Nota tomada de Eluniversal.com